sábado, 16 de agosto de 2008

Cinco y media y sin conseguir dormir.
Mierda.

Que alguien me apague la cabeza.



Pero me alegro de que este momento sea sólo mío.
Ni Lizzy, ni Eleonora... Sólo yo tumbada en la cama, mirando el techo y maravillada. De la puta complejidad de mi cerebro y la manera en la que se pueden enredar las cosas. Malditos laberintos hasta el menor detalle. Simplemente asombroso... Dsepués de tantas horas sin dormir queda de todo menos dolor. Ahora es cuando el enjambre de tiburones comienza a ser divertido.

Un fenónmeno sin duda extraño. Juegos de luces y colores, ilusiones y sonidos. Lo más obvio se vuelve grotesco. Lo más mundano y urbano se torna un cuento de terror premeditado... Mis ojos son espejos de esperpentos.

Generalmente me jode la vida. Ahora mismo, me tiene simplemente fascinada. Qué lástima que sea justamente antes de dormir. Ya podría haber disfrutado así del día. Tal vez simplemente sea la contrapartida en luna llena por colarme entre resquicios a los que no soy bienvenida. Me siento serpiente entre entramados de posibilidades. Me parece que hay algo que mi cerebro no digiere.

Apágalo hoy o búscame otro nombre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta dormir de día y pasar las noches despierto: menos ruído, gente en las calles, menos calor, etc.

Pero es diferente cuando no puedes dormir, las horas que pasas en la cama antes de conciliar el sueño hacen que pienses en cualquier cosa: todo y nada. Y es divertido, repasas la lista de la compra de mañana, ordenas tus ideas, echas un vistazo a tu pasado. Casi parece que todo sea más simple de lo que nos empeñábamos en ver, somos más lúcidos.

Y, después, te duermes. Mañana sigues con tu vida. Y te dices que los sueños insomnes, sueños son.


Una sonrisa de otro que está despierto a estas horas.

Anónimo dijo...

Los momentos previos al sueño tienen a ser muy oníricos pero mezclados con la realidad.

Es algo así como quedarse en el marco del espejo.

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