sábado, 16 de agosto de 2008

Hoy te hago la vida imposible en distancia, después de recorrer la calle con tacones, como si fuera su red.

Al llegar a casa te he visto. Te he visto caminando entre las luces de la ciudad: las farolas y los coches. Probablemente, cerca de la plaza Universitat. La visión tan difuminada como siempre... Sabía que este viernes no podías seguir en casa, esta vez nada de soñar fumando en la cama. Y en algún cruce de caminos, cuando yo pasaba tu cogías el coche. Sé que estabas ahí, porque mis pies y mis manos y mis ojos me han arrancado de casa.

Y de repente todo era sabido y consanguineo. Verdad sapiente en labios de siepre y rizos preparados durante toda una tarde. Sé que estabas, aunque no te he visto en ningún rincón de esta ciudad. Siempre, siempre de negro, especular. Y no me recuerdas. Tu tampoco me has rozado, pero el cruce... Sé que en algún momento, en el campo de visión no observado...

Me llevo mi premio por buena serpiente. Mi dosis de vida y verdad. Elevada sobre esta luna llena de perros asesinos y piratas al teléfono. Venus demente en vuelo... Y de repente nada más que eso es real. Lo que tanto abulta por el día se desinfla. Sólo queda mi mente y esa extraña conexión hacia el techo de tu cama, donde no estabas.

Cuidado con la pelirroja, chico. Esa va detrás de ti... Tengo un vestido parecido. La iluminación amarillenta, los vasos podridos. El ruido. Me gusta que no finjas.

Lo más gracioso de todo es que cuando llegues a casa, tan vacío como cuando saliste y un poco más desconectado no podrás acostarte sin escuchar a Eric Clapton. Iluso, ahora pasarás a llamarme Layla.

No hay nada más real que este vacío entre mis manos. Y todo, el día a día y la gente y los sueños y sentimientos. Todo da absolutamente igual.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Next chapter?... ^^'
Un besito, hermosa.

Template by:
Free Blog Templates