miércoles, 30 de septiembre de 2009

El mundo que desaparece bajo unas piernas-estilete

Últimamente tengo un par de paranoias que me acosan bastante frecuentemente. Más o menos, cada vez que salgo a la calle.

Una de ellas es la idea de que el mundo se apaga cuando yo no estoy. Como si la gran mayoría de los seres humanos que habita en mi entorno desapareciera cuando yo me marcho. Como si fueran meros androides que cumplen su función en mi presencia, pero después quedaran desconectados hasta que volvieran a aparecer ante mí. Según mi de-mente hipótesis sólo un 1% o 2% de la población seríamos seres reales que nos relacionamos entre nosotros. Eso explicaría por qué hay gente de paso y otra con la que pareces cuajar al momento y las conversaciones brotan con palabras inflamadas... de lo que sea.

El encuentro de "la media naranja", por ejemplo, quedaría relegado al simple hecho de encontrarte con otro ser humano al que reconoces como a un igual. Si tuviera tiempo me gustaría escribir una novelita al respecto en la que tratar sobre todo un par de cosas:

a) La oposición de las relaciones entre seres humano y humanos-androides (aunque estoy pensando que igual molaría más que desaparecieran como simples proyecciones provenientes de alguna mente). Esto podría relacionarse con dos tipos de realidad... la "de paso" y la "de verdad". He trastocado mucho la realidad, pero esto tipo de dualizaciones aún no las he trabajado.

b) Los mecanismos para reconocer a otros seres humanos. Que estos ya los tengo trazados y anotados en un cuaderno, pero que no me apetece revelar porque de momento es mío. Sólo mío, ¿vale?

La segunda paranoia que me acosa es producto del otoño. Cuando llega la época de los corsés y las medias y los zapatos de tacón porque los tobillos ya no se hinchan. Creo haberlo comentado aquí alguna vez, pero cuando me calzo los zapatos y ando de puntillas sobre ellos, no puedo evitar pensar que tengo piernas-estilete. (Como mi futuro gato tendrá ojos de luna-guadaña). Metálicas, brillantes, alargadas y terminadas en punta que van haciendo chac-chac-chac sobre el pavimento. Algo más o menos como esto que mi compañera de piso ha sido tan amable de dibujarme.



Esto también dará para un cuento: El niño lámpara y la mujer de las piernas estilete.

Creo que a estas horas no sé lo que me digo. Bueno, sí se lo que me digo... Lo que no sé es como lo digo. Así que espero que se entienda y no cargarme el encanto que esto debería tener por utilizar las palabras equivocadas.

No hay nada peor para alguien que trabaja con el lenguaje... que no expresar lo que quiere como quiere con las palabras. Jo.

2 comentarios:

Black Hole dijo...

Curioso dibujo ^^ Aunque en mi caso sería unas mazas, porque todo tiembla según ando ^^U

Claro que hay dos partes en el mundo, los que están de paso solo son atrezzo, el resto son pocos, pero son los reales... Lo malo es que lleva a pensar que uno mismo no es más que escenarios para otros O_O

Addictive Epicurean dijo...

¡Uala! ¡Le pediré que te haga uno con mazas como brazos y te lo mandaré! Jis, jis, jis. Así el señorito podrá tener su dibujo personalizado. Me he pasado todo el día haciendo: chac-chac-chac por la calle. Jsjsjs ^_^

La realidad es algo peculiar. La gente cree que no se puede distorsionar, ni retorcer. Pero es suficiente con pensar un poco en ella para que lo haga por sí misma... Tú eres real a tus ojos, pero es cierto que ante los del resto no eres más que objeto y no sujeto. Tu propio nivel de realidad varía y a mí me da hasta mal rollo pensar en eso. Jsjsjs. Voy a terminar un par de cosas y a dormir ^_^

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