sábado, 12 de septiembre de 2009

Retrospectva II

Pues sí, soy licenciada. Ocho años me ha costado sacarme la carrera y finalmente soy licenciada. Hace un par de días pisé por última vez el campus de la UAB para validar la convalidación (y pagar) mis últimos créditos de libre elección. Y ahora en mi expediente pone completo y dice que puedo solicitar finalmente mitítulo con todas las de la ley. Seré, también, una de las últimas licenciadas en Traducción e Interpretación. A partir de ahora la ex carrera pasa a ser un grado de tres años.

Como iba con tiempo me senté en la cafetería de la facultad y a las doce el mediodía me hinché a pizza y fanta de naranja para celebrarlo. Las clases aún no habían empezado y casi todo lo que había por ahí eran estudiantes de intercambio y tutores locales gue les iban echando una mano. Varios grupos diseminados aquí y allá, y conversaciones desperdigadas que se colaban entre las palabras de Mircea Eliade y su Mito del eterno retorno.

Yo nunca he tenido sentimiento de Alma Mater, y menos por la Autónoma. No tengo ninguna sensación de pertenencia, y cada vez tengo más la impresión de que la universidad es un segundo bachillerato. Eso sí... los años metida en una facultad son los últimos años que pasan en una burbuja. Hay gente que se cruza en tu vida, conoces gente, compartes tus días con gente... "suceden cosas". Una vez de que sales de allí, la vida real y el trabajo se lo comen todo y pasas a verlo como algo completamente ajeno. Mientras comía y cotilleaba me daba por pensar que la vida de la gente aún se desarrollaría entre esas paredes. Habría "historias", como hubo las mías. Se cruzarían personas en su camino y durante unos años hechos y personajes serían sumamente importantes. Pero a la salida, poco más que nada quedaría de todo aquello.

Las historias se las llevaría el tiempo y no tendrían continuación. La gente seguiría su propio camino. Y sin embargo, aquellos que aún quedan entre las cuatro paredes siguen Viviendo allí, como en un micromundo donde los acontecimientos se suceden y que respira por sí mismo.

Se me hizo extraño. Pero ahora que tengo un título y un trabajo que me permite ganarme la vida, ya puedo ponerme a estudiar lo que verdaderamente quiero. Eso es bueno... Empiezo por antropología de las religiones! Yeeeeeeeeih!

4 comentarios:

Black Hole dijo...

Antes de nada... ¡felicidades de nuevo! ^^

Después de nada, pues sí, la universidad es el último de los micromundos en el que se vive antes de poder despegar hacia el mundo de lo desconocido en que se envuelve completamente la vida propia.

Realmente debió de ser curioso el estar en la cafetería, mirando como todo pasaba y tú te desligabas finalmente de aquel lugar.

Es extraño y para el recuerdo, el camino que te lleva a dónde estás.

Addictive Epicurean dijo...

Si el señorito también lo ve así, es que yo no me he vuelto loca ni paranoica. Supongo que es algo que sabía desde hace tiempo, pero como llevo tres años con un pie dentro y otro fuera... No me había terminado de desligar. Creo que al terminar la universidad es tarea plenamente tuya moldearte la vida a tu medida, porque no hay ninguna pauta, ni patrón, ni camino marcado. Así que puede salir algo muy chulo que mola cantidubi o bien un desastre por dejarlo estar. Que por ejemplo eso es lo que me ha pasado a mí en mi cuarto... Llevo dos semanas poniendo orden y aún me falta. Mehe propuesto dejar de ser una dejada :P

Anónimo dijo...

Enhorabuena!!

Yo aún me paso por la cafeteria de la uni los viernes. Se come barato y el parking es gratis para toda la tarde y te puedes ir a cualquier sitio de la ciudad tranquilo. Pero si que sientes que ahi no pintas mucho...
Yo es nestas cosas soy mas pragmático. Mientras sirva a mis intereses pasaré por allí :P

P.D: No se como será en la UAB, pero por aquí hay que pagar por la expedicón de título. Unos 50 leros. Te dan un papelín cutre hasta que de 6 meses a 1 año te avisan por correo postal de que vayas a recoger el bueno

Addictive Epicurean dijo...

Sí, sí... Aún estoy esperando para pedir que me lo tramiten y soltar la pasta. Pero bueno, paciencia... que no quiero el título más que para enviárselo a mis padres. Jis, jis, jis.

Aysh, el pragmatismo... La verdad es que me gustaría serlo un poco más, no te voy a mentir. Ojalá mi cabecita tuviera un botoncito para apagarla y que mis pies volvieran a pisar la tierra. Aunque si lo hiciera, creo que se me terminarían las cosas que contar... Que hay gente a la que le gustan y todo! XD

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