¡Buaaaaaaaaaah! Nunca más, nunca más, nunca máaaaaaaaaaaaaaaaas. Qué miedito que he pasado. Ha sido el peor cuarto de hora de mi vida, de vuelta de la sala de conciertos. ¡Es que eso parecía sacado de una peli de Freddy Krueger! Con sus camiones abandonados, su iluminación escasa, sus callejones a oscuras, sus pasos en medio de la nada y las sombras acechantes. Y yo en medio de todo eso cagándome en los muertos de todo dios y preguntándome qué hacía en medio de esa situación tan irreal. Si es que ya me veía los titulares de la prensa: Cadáver de turista friki encontrada en el Saona, demembrada. Qué medito, amatxo. Qué miedito.
Es que no había un alma, era en las afueras, apenas había circulación y... y... ¡y lo mejor es cuando he visto a las señoras de buena vida! Que me han visto la cara de susto y me han preguntado si quería que me acompañaran hasta el hotel. Pero que no me preocupara, que esa zona "ya" era segura...
Ay, madre. Hoy debo de haber andando diez kilómetros, me he pasado cuatro horas saltando en un concierto y aún me han quedado fuerzas para hacerme un kilómetro y medio a la carrera por terreno irregular. Antes de empezar el viaje decía que "yo ya tengo una edad", que "me estoy haciendo vieja". Vale, después de haber aguantado todo eso digo que no. La madre que... Y lo peor es que constanemente mi mente estaba pensando: Vale, ahí hay una posible salida. Fíjate, un trozo de hierro en el suelo: puedes usarlo como arma. Si alguien se te acerca guarda arena en un bolsillo y tíraselo a la cara. Ahí te puedes esconder. ¡A la entrepierna, a la entrepierna con el trozo de hierro y sales corriendo! ¡Por ahí pasa un coche, en ese callejón se ve algo más de tráfico! ¡No te acerques demasiado a las puertas y mira en las cercanías de los camiones para vigilar que no haya pies asomando! Si todo eso lo tenía controlado... Para mí que lo que más miedo me daba era que todo parecía sacado de una peli de Freddy Krueger. Ay, amatxo, pero qué miedito... Estoy hartándome a chocolate para ver si se me pasa el susto. Y luego todavía hay quien osa decirme que no tengo por qué ser superwoman... Juas. Pues a ver quién me salva si no de esto.
Es que no había un alma, era en las afueras, apenas había circulación y... y... ¡y lo mejor es cuando he visto a las señoras de buena vida! Que me han visto la cara de susto y me han preguntado si quería que me acompañaran hasta el hotel. Pero que no me preocupara, que esa zona "ya" era segura...
Ay, madre. Hoy debo de haber andando diez kilómetros, me he pasado cuatro horas saltando en un concierto y aún me han quedado fuerzas para hacerme un kilómetro y medio a la carrera por terreno irregular. Antes de empezar el viaje decía que "yo ya tengo una edad", que "me estoy haciendo vieja". Vale, después de haber aguantado todo eso digo que no. La madre que... Y lo peor es que constanemente mi mente estaba pensando: Vale, ahí hay una posible salida. Fíjate, un trozo de hierro en el suelo: puedes usarlo como arma. Si alguien se te acerca guarda arena en un bolsillo y tíraselo a la cara. Ahí te puedes esconder. ¡A la entrepierna, a la entrepierna con el trozo de hierro y sales corriendo! ¡Por ahí pasa un coche, en ese callejón se ve algo más de tráfico! ¡No te acerques demasiado a las puertas y mira en las cercanías de los camiones para vigilar que no haya pies asomando! Si todo eso lo tenía controlado... Para mí que lo que más miedo me daba era que todo parecía sacado de una peli de Freddy Krueger. Ay, amatxo, pero qué miedito... Estoy hartándome a chocolate para ver si se me pasa el susto. Y luego todavía hay quien osa decirme que no tengo por qué ser superwoman... Juas. Pues a ver quién me salva si no de esto.
