domingo, 31 de enero de 2010

Erik Johansson

Me hago eco del blog de Marcos Méndez Filesi (El laberinto: http://www.mmfilesi.com/) al hablar de este joven fotógrafo de origen sueco. Lo descubrí hace apenas un par de días y le escribí de inmediato para felicitarlo por su trabajo y pedirle permiso para publicar en este blog algunas de sus fotografías. Cuál fue mi sorpresa cuando el chico (debe de tener unos 24-25 años) me respondió casi al momento, me dio las gracias y me dijo que podía usarlas como quisiera.

¡Así que al tajo!

Cuando hablo de arte, me refiero por lo general a cosas que pasaron hace muchos años. Las manifestaciones artísticas contemporáneas no son santo de mi devoción porque en mi humilde opinión han perdido el gusto por la irrealidad y la belleza. El arte puede ser muchas cosas, no lo niego, pero yo sólo busco esas dos. Y luego de repente te encuentras con obras maestras como las de Erik Johansson y te alegran el día al ver que todavía hay alguien que vuela un poco más allá y pinta, literalmente, sobre el mundo.
Después de haber visto los trabajos que expone en su página web, me atrevería a decir que este chico tiene un doble motivo para ser felicitado. Por una parte encontramos la calidad técnica de sus retoques digitales, que consiguen hacer que la costura entre realidad/irrealidad resulte prácticamente invisible. Por la otra, nos topamos con un conjunto de ideas frescas, sencillas y agudas que incitan a la sonrisa (como si fueran chistes visuales) o a la fascinación más sincera al ver cómo trastoca la realidad.

Pero como una imagen vale más que mil palabras, vamos a centrarnos ahora en algunos aspectos más concretos de su obra. No entiendo de arte ni de fotografía, pero sí es cierto que al observar sus trabajos he percibido una triple temática que borda a la perfección en cada uno de los casos.

IMAGINARIO ESCHER
¡Lo que pensé que jamás vería! El universo de Escher trasladado a la fotografía con algunas de sus más maravillosas paradojas. Si Escher ya resultaba impresionante de por sí, trasladado a la fotografía adquiere además una nueva dosis de realismo.

Nightmare perspective (Part II of the project: Twisting angles)

Downside of the upside (Part I of the project: Twisting angles)

LEGO

Perspective Squarecase



MUESTRAS DE INGENIO Y HUMOR
Tal vez, la categoría con la más renombre ha ganado. Estamos ante muestras de un humor agudo, sencillo y sincero que jamás osaría pecar de guay. Las pequeñas cosas que hacen esbozar una sonrisa por su originalidad y su novedoso medio de expresión.

Häng havet på väggen

Nackdelen med att hacka fort

En bil för den händige

Arms break, vases don't



IRREALIDAD - PINTANDO SOBRE LA REALIDAD
Dejo para el final mi grupo favorito. He estado dándole vueltas un buen rato para deducir cómo describirlo, pero me resulta tan complejo que al final he optado por desistir. Lo único que puedo decir es que sí, este hombre es capaz de pintar sobre realidad y retorcerla hasta volverla irreal sin que se noten las costuras. ¡El sueño de mi vida!

Anlagd översvämning - Winner in scandinavian photo's photo challange 2007

Gå din egen väg

Våta drömmar på öppet vatten (Wet dreams on open water)

Arbeta på havet

Y hasta aquí mi review de aficionada. Muchas gracias a Erik Johansson por cederme las fotos y desde aquí os animo a visitar su página web (http://www.alltelleringet.com/), a hacerle publicidad, a escribirle para felicitarlo. Y todo lo que sea.

sábado, 30 de enero de 2010

Hablando de bailes y bacanales...

La fama cuesta.

Pues eso, hablando de bailes y bacanales... ¿No?


viernes, 29 de enero de 2010

El espíritu de las edades

Ni siquiera sé si este término existe o si me lo acabo de inventar. Sin embargo, tengo el difuso recuerdo de haberlo leído en alguna parte. Por lo tanto, imagino que alguien más sabio y más culto debió de mentarlo antes que yo. Otra cosa es que nos refiramos a lo mismo.

El espíritu de las edades es para mí algo que existe, pero no se huele. Y mucho menos se ve o se oye. Es algo que no se encuentra en ninguna parte, o tal vez en todas a la vez. Sí, es más bien esto último... Una especie de velo que lo cubre todo y tiñe ciudades e individuos de un color concreto.

No sé si, hablando escuetamente, me referiría a ello como a una conversión de valores y costumbres. No tengo las ideas muy claras, pero me inclino a pensar que es algo más sútil. Que está en el aire que respiramos, en cómo se mueve la sociedad y en lo que soñamos que queremos ser. Es, a grandes rasgos, cómo funciona el mundo; personas incluidas.

He intentado sentarme a pensar y por fin he conseguido recordar dónde he leído yo algo sobre este fenómeno. Curiosamente, fue en ambos casos de boca de personajes sempiternos. Y uso esta palabra porque me encantan las palabras que tienen dos consonantes juntas pertenecientes a diferentes sílabas (como heraldo o averno).

Uno de estos personajes fue el Orlando de Virginia Woolf. Y si no fue Orlando, debió de ser la narradora aplicándolo a Orlando. Para quien no haya leído el libro, Orlando es un personaje excelso, de profunda belleza y más hondo entendimiento, que vivió a lo largo de varios siglos. En el transcurso de los cuales cambio de sexo por gracia divina. Orlando sí que era capaz de adaptarse al cambio en el espíritu de las edades. Del mismo modo en que un día se despertó y se descubrió mujer, con el transcurso de los años cambiaba lo que le rodeaba. En todos estos casos lo adoptó con suma naturalidad: ¿Soy mujer? Pues me pondré vestidos. ¿Que ahora el mundo funciona así? Pues yo lo hago.

El otro personaje en relación con el espíritu de las edades es Lestat, el vampiro de Anne Rice. Como seres eternos, los vampiros viven anclados en el espíritu de la edad que los vio nacer y les resulta imposible adaptarse a los nuevos tiempos. Por eso terminan apartándose de la sociedad y recluyéndose. Entre ellos, Lestat era el único que seguía en contacto con el espíritu de las edades. Y por eso resultaba tan particular y tan cercano al ser humano.

No sé qué opinará el mundo, pero a mí me da la sensación de que nos encontramos precisamente en un cambio en el espíritu de las edades. Las cosas ya no funcionan como cuando yo era pequeña. Veo a gente en el metro, oigo cosas... Y de repente me siento desfasada, obsoleta, porque me hablan de una concepción del mundo (¡Eso es! ¡Una concepción del mundo y de la vida!), que no es mía ni lo que me han enseñado.

¿Nadie se da cuenta de que cuanto más tenemos, menos valor tiene nada y más vacío te quedas ? ¿De que las dificultades son parte integrante de la vida y no una injusticia cósmica contra ti? Lo que más me asusta es la devaluación de absolutamente todo.

Por ejemplo, que alguien quede contigo es un acto bonito. Esa persona podría estar haciendo mil cosas y en su lugar prefiere estar ahí contigo. Es lo que yo pienso cada vez que quedo. para salir. Pero supongo que el valor de la compañía se pierde bastante cuando te llaman sólo para matar el aburrimiento.

Lo mismo ocurre con llamar por teléfono o escribir un mail para comunicarle a alguien una buena o mala noticia. Ahora la gente lo comenta en el Facebook porque es más cómodo. Puede que sí, que sea más cómodo, pero también por eso tiene menos valor. Es como... Si todo se hiciera "de pasada", en lugar de porque se "quiere hacer conscientemente". Yo no creo que se pueda Vivir de verdad si no te enfrentas a cada momento o cada acción con verdadera voluntad. Esos momentos se convertirán en una simple "masa de recuerdos" en lugar de una colección de fotografías que guardar debajo de la cama. En una caja de zapatos.

Ése es el tipo de cosas que no entiendo y de las que me veo rodeada bastante a menudo. No tanto respecto a mí como en el mundo alrededor. ¿Será un rasgo de la nueva edad? No lo sé... Hay quien dice que se debe fluir junto con el paso del tiempo o si no te conviertes en una antigualla. Pero si te dejas arrastrar por la corrientes, ¿entonces dónde quedas? ¿En una alienación borreguística? Me gustan más mis propias leyes, gracias. Yo soy la transgresora. Y últimamente me vuelco más que nunca para aplicarlas a modo de experimento y ver hacia dónde me llevan o si no tienen salida.

Tal vez todo este razonamiento esté equivocado. Que haya una premisa falsa justo al principio o haya un punto clave que no haya visto. Pero como nada de esto está en los libros, no se puede estudiar sino pensarlo. Algo me dice que tengo una visión muy extraña.

Argh... Hoy me siento como para encerrarme en casa y no volver a salir ni exponerme de nuevo a una persona en lo que me resta de vida. Todo, todo es muy raro.

miércoles, 27 de enero de 2010

Los zapatitos rojos


(Por: http://www.flickr.com/people/17647238@N00/)

A mí siempre me han gustado los cuentos de hadas. Y debe de ser que ya despuntaba como rarita a muy tierna edad, porque ni Blancanieves, ni Cenicienta; mi favorito siempre fue el de Los Zapatitos Rojos, de Andersen.

LA HISTORIA
Tal y como me llegó a mí, cuenta la historia de una niña llamada Karen que se encuentra unas preciosas zapatillas rojas de ballet. Cuál es su sorpresa al descubrir que cuando se las pone cobran vida propia y no puede dejar de bailar. Los zapatos la arrastran de un lado a otro con su danza demente sin que ella pueda hacer nada por controlarlos. O eso parece... Hasta que se encuentra con un verdugo y le pide que le corte los pies para escapar a la maldición de las zapatillas. El verdugo así lo hace, y apiadándose de la niña pide que le fabriquen unos pies de madera para que pueda caminar. Desde entonces Karen se convirtió en una niña buena que iba todos los domingos a la iglesia.

Yo nunca entendí por qué tenía que tener un final tan soso. Ni tampoco le veía nada malo a ir bailando desbocada por los caminos.

LA HISTORIA ORIGINAL
Sin embargo, la historia original de Andersen es bastante más dura que la versión que llegó hasta mí. Eso sí, al igual que sucede con los mitos y las leyendas, yo me inclino a pensar que en el caso de los cuentos de hadas lo importante es lo que perdura y no lo que cambia. Es en gran parte un rasgo de la oralidad... pero eso ya sería meternos en harina de otro costal. Así que de momento me callo a este respecto.

Sea como fuere, en la historia original se aprecian unos cuantos detalles que hacen que el final de la historia sea bastante más coherente. Por lo visto, la tal Karen no era moco de pavo. Era una niña presumida que había sido adoptada por una señora rica a la que le convenció para que le comprara los zapatos. Karen se los ponía todos los domingos para ir a misa y se distraía mirándolos. Inclusó prefirió ir a una baile con ellos puestos antes que quedarse junto a su madre adoptiva moribunda.

Como se puede apreciar esta versión resulta mucho más ética y moral... Pero al menos para mi gusto menos cautivadora.

LA SIMBOLOGÍA
Sin duda el elemento clave de la historia son los zapatitos rojos y es ahí donde está encerrado todo el misterio. ¡Llega lo bueno!

Pero antes de nada, partamos de los pies. Esta parte del cuerpo humano ha sido considerada durante siglos y siglos como un reflejo del alma. Por ejemplo, muchos personajes han combinado una tara espiritual/de carácter con un defecto como la cojera (¿a alguien le gusta House?). ¿Y quién podría olvidarse de Cenicienta, cuya alma era tan cristalina como los zapatitos que ninguna de sus hermanastras pudo vestir?

Son numerosas las criaturas que tienen patas de animal (lamias vascas, centauros, faunos, etc.); señales visuales de sus instintos primitivos y su naturaleza primigenia, pero al mismo tiempo dueños de un logos humano, que para algo tienen todos cabeza humana.

Ahora bien, cito a Swedenborg cuando digo que los zapatos simbolizan las bajas cosas naturales, tanto en el sentido de humildes como de ruines. Así que sólo queda unir A con B para tener un combo explosivo.

Pero sigamos, sigamos recorriendo un poquito más este hilo. ¿Cómo eran esos zapatos?

Pues en primer lugar eran unas zapatillas de ballet creadas expresamente para el baile. En este caso, por lo que vemos en la historia, un baile demente y descontrolado. Donde los pies se van haciendo camino de un punto a otro... ¿Soy la única que tiene la expresión BACANTE EN PEREGRINACIÓN en la cabeza? Exactamente, el baile es considerado en muchos lugares como locura y desenfreno., provocador de estados alterados de conciencia e inicático. Si bien es cierto que Euterpe era la musa que presidía esta noble arte, creo que no era muy partidaria de las sacudidas y los ritmos frenéticos y viscerales.

¿Y qué más, qué más? Pues... esos zapatos también eran rojos. Ni rosas, ni azules, rojos. No me quiero explayar demasiado en este punto, pero este color está asociado con las pasiones violentas, la sangre, la actividad, la vida e incluso lo inmoral.

Con lo cual, las dichosas zapatillas rojas no eran otra cosa que una puerta al desenfreno y el frenesí del baile, donde ni el logos ni la razón tienen nada que decir. Son instintos primigenios (los mismos que guiaban al séquito de Dionisos) los que los mueven, en contacto con el suelo. Ahora bien, para una tradición cristiana esto debía haber sido hecho por encargo del mismo diablo. ¿La locura y la vida punzante frente a la mojigatería tradicional? Hum... interesante. Y sin embargo, al final de la historia es la iglesia la que gana. Aparece un verdugo (es decir, que directamente te matan) y acabas con unos horribles pies de madera que te anclan bien a la tierra.

EL LEGADO
Cuando un símbolo tiene una gran fuerza, es frecuente encontrarlo en diferentes manifestaciones artísticas y culturales. Lo más extraño es que su contenido subconsciente y connotativo resulta coherente con el original, aunque nadie se haya parado nunca a tratar de dilucidarlo. He aquí los ejemplos que se me han ocurrido al respecto:

- Ma Cherie: Ésta es una canción del grupo visual nipón Malice Mizer. En ella se cuentan las andanzas y aventuras de un maniquí que cobra vida gracias a unos zapatos rojos.
- The Red Shoes: Álbum de Kate Bush inspirado en la película homónima de 1948. Cuenta la historia de una bailarina frustrada que entra en contacto con unas zapatillas rojas. El corto de Kate Bush titulado The Line, The Cross and The Curve merecería un estudio simbológico por sí mismo, así que mejor no me meto pero dejo este fragmento de la película para ver al menos la estética y por dónde se mueve. (Nota: ¡QUIERO ESE VESTIDO YA, YA, YA!)


- El Idiota: En este cómic coreano, uno de los personajes secundarios lleva años buscando unos zapatos rojos que perdió cuando era niña. Dar con ellos se iguala a dar consigo misma. A recuperar las riendas de su vida.
- El mago de Oz: ¡Los famosos zapatitos de rubí! Yo diría que aquí el simbolismo de "rojo" se confunde con el de "rubí". No lo tengo claro... Pero hay que recordar que originariamente pertenecían a una bruja. Con eso lo digo todo.

Por falta de tiempo y conocimiento no puedo profundizar en cada uno de estos ejemplos. Pero está claro que los zapatitos rojos hacen alusión a una intensidad vital muy distante del canon de vida cristiano. Es la energía que se extrae de los instintos más primigenios y a menudo está relacionado con la locura y el frenesí. Que no dejan de ser grandes chutes de vida.

¡La de tiempo que llevaba queriendo escribir esto, leches! Ahora me parece gracioso cuando hará un par de años le dije a un amigo brincando en medio de la calle: ¡Yo quiero ir bailando por la vida! Qué cosas, oye.

martes, 26 de enero de 2010

El ser humano es un animal social. Forma, por lo tanto, parte de una sociedad e interactúa con el resto de sus miembros: desde su familia, hasta sus compañeros de trabajo y la gente con la que se cruza en el metro.

En este continúo intercambio de influencias puede tener un efecto negativo o positivo en "el otro". Pero lo que está claro es que sí, puede introducir "perturbaciones" en tu camino, tu vida y tu estado de ánimo. Sólo hay que mirar a los insultos y piropos a pleno pulmón en medio de la calle.

Aquí, señoras y señores, ni falsa modestia ni flores excesivas. Soy una chica del montón, ni guapa ni fea, que si llama la atención es por las pintas y no por su cara bonita. Vamos a ver, que casi todos me conocéis de vista.

Ahora bien, como toda gótica (sobre todo a raíz de entrar en el Gothic & Lolita) me he llevado mi buena ración de: "monstruo" "¿de dónde has salido?" "Halloween ha pasado", escupitajos y pedradas varias. Qué bonito, qué bonito que es ir tú paseando por la calle pensando en la cesta de la compra y que un niñato te venga de frente y te suelte eso. Meeeeeeeeec. ¡Perturbación no bienvenida! Anda y que te den, que no tienes ningun derecho a afectar en mi día.

Pero es que siguiendo ese hilo, los piropos callejeros generan en esencia el mismo efecto. Y sí... de eso también he tenido de vez en cuando. Aunque debo reconocer que han sido más originales. Creo que, entre ellos, recordaré enternamente por siempre jamás al ciclista fantasma.

Bajaba yo hacia el metro por las calles del Ensanche barcelonés con sus inmensas manzanas cuando un ciclista se me queda mirando, me sonríe, me guiña un ojo y me dice una de estas cosas de que eres guapa. Vale, yo no sé dónde meterme y sigo bajando hasta el metro. La gracia es que el ciclista en cuestión dio tres vueltas a la manzanas para cruzarse tres veces conmigo mientras bajaba e ir diciéndome una y otra vez. La señora de al lado se mondaba de la risa.

Hoy he tenido una experiencia similar cuando volvía del súper con mis cinco litros de agua Eroski (55 céntimos) y cargadacon X bolsas. Me cruzo con un chico que cualquiera diría: "mira, guapetón". Metro ochenta... Moreno... Pelito negro... Cuadrado... Que me mira, me sonríe y me salta: "Hola, guapa. ¿Te llevo el agua hasta casa o te la bailo?" A lo que sale de mis entrañas la expresión: "¿Mande?". El chico que no se da por vencido, se acerca con aquellos andares de machote que dan más vergüenza que otra cosa porque parece que fuera escocido. Y yo mientras tanto caminando hacia atrás como los cangrejos hasta que directamente salgo a la carrera. Cuando llego al portal al cabo de casi cinco minutos me doy la vuelta y el tío me seguía mirando.

Dicen que estas cosas levantan la autoestima. Yo lo pensaba. Pero no, lo cierto es que se a mí al menos se me queda en el cuerpo una sensación muy desagradable. Porque tanto en insultos como en piropos me parece como si me vieran como un objeto y no como un sujeto. Y eso es algo que no se me da nada bien.

Por eso, si alguien introduce alteraciones en mi vida prefiero que sea por pequeñas locuras. Un tango con un francés en el trasbordo de metro, un cotilla tirado junto a la catedral que te pide que repitas la última parte de tu narración de mal de amores para asesorarte. Y que encima va y te dicé que tienes cara de llamarte Elizabeth... O tantos, tantos pequeños detalles de gente a la que aún le queda algo de magia. ¿No?

Señor, la dos y media. Me voy a dormir. Que mañana algo hay que hacer. Y otro día ya contaré la del templario cincuentón baboso. Aunque pueda parecerlo, no creo que mi vida sea interesante, pero me gusta tener siempre algo que contar. Igual es que al narrarlo es cuando de verdad lo revistes del valor que merece como "acontecimiento individual". Hum...

Tralarai, tralarai.

domingo, 24 de enero de 2010

Miau...




Miau...

sábado, 23 de enero de 2010

Cuando crees que me ves cruzar la pared...

Es curioso, ¿sabes?
Es muy curioso.

Que me digas que me quieres cuando sólo puedo Ser si nadie mira. Del resto, ¿cuántas son mentiras por terror? Entonces me pregunto si me mientes, si me intuyes o si acaso eres tú el del espejo mágico que espía.

La madre que... Que alguien pare mi cabeza. Esa treintena de pensamientos recurrentes que generalmente gritan en mi cabeza como banshees enloquecidas me dan jaqueca. Pero hoy guardan sobrio respeto me parece; y están fuera. Como pequeñas lucecitas, hadas que sobrevuelan mi habitación de cuando era niña. Al mismo ritmo al que caen los copos de nieve; sí, ése es el ritmo. Y en la penumbra del cuarto hay como una treintena de cálidas luces suspendidas. Son familiares, mis pensamientos recurrentes. ¿Cómo es posible que estas luces silenciosas se conviertan en demonios lunáticos cuando vuelven a entrar?

Mientras escribo, estoy simultáneamente colgando del techo y mirándome a la cara. Y tengo extrañas ideas con la maraña-telaraña de mi pelo que me asfixia. Pero bueno, no me quejo. Por lo menos hoy no gritan, aunque sigo teniendo jaqueca.

El domingo por la noche vuelvo a Barcelona. Hasta entonces seguiré como Holmes en 1897, pero sin Pie del diablo. Después vuelta a la realidad y trazar un nuevo plan de ataque. Ya no me sirve aguantar.

Y en realidad me gusta lo que me ofrece mi mente.
Y sí, escribo en viernes noche a sabiendas (ahora) de que en fin de semana nadie mira los blogs porque generalmente lo hacen en horario de oficina.

viernes, 15 de enero de 2010

Locura

Un día, cuando tenía veinte años me empecé a volver loca. Fue curioso. Lizzy rondaba por ahí, con ramitas y hojas secas en el pelo. Con su vestido de color blanco roto hecho jirones y su cicatriz incandescente en la barbilla. La pobre no podía hablar y siempre boqueaba intentado encontrar aire. Yo trataba de asfixiarla y me ponía a brincar sobre la tapa de su ataud de madera para encerrarla y que así me dejara en paz. Porque sí, su presencia recién salida de entre los muertos me estropeó la vida. Y todo porque ella, que no yo, se enamoró. Se enamoró de la cara más bonita del universo que la hizo despertar. Por cierto, que ahora lo ve y se encoge de hombros diciendo: Pues no era tan guapo.

Los accesos remitieron durante algún tiempo y yo dejé de ver a Lizzy bailando por las paredes y colgada del techo. Ya no me gritaba al oído, ya no me hacía trastadas, ya no me dejaba en ridículo. Y yo volví a tomar las riendas cuando empecé a trabajar.

Ahora ella ya no está y yo me siento un poco sola a veces. Eso sí, me parece que me sigo volviendo loca. Pero en esos accesos he empezado a comportarme como hacía ella en mi cabeza. Aunque la habilidad de bailar por las paredes aún no la poseo. Estamos trabajando en ello.

Hoy he estado diez minutos hablando con un reno de peluche. Eso después de pasarme un cuarto de hora encontrando la combinación química perfecta para salir ilesa frente a posibles asaltantes de mi casa: sosa caústica diluida. La cuestión es que el novio de mi compañera de piso participaba de la conversación con el reno. Y mi compañera de piso es la que me sugería ideas para defenderme de los sicarios que vinieran a matarme, toda seria. Vale que yo me vuelva loca, pero ¿es normal que la gente participe de mi locura?

Como cuando entro en estado Lizzy, que me invitan a comer y dicen que se me ve feliz. Debería haberme puesto a bailar sobre las mesas del restaurante egipcio, era lo poco que me faltaba. Yo no lo entiendo la verdad. Igual es que no es nada grave y simplemente lo exagero, como todo. Igual es que a todo el mundo le pasa y yo pienso que sólo soy yo. O igual es que a la gente le gusta ver lo que veo en mi locura, porque siempre es un poco menos real. A este respecto, la locura no es tan mala. Aunque es dura. Pero hay gente que ha conseguido hacer cosas muy constructivas con ella.



Er... Para los que han tenido una adolescencia similar a la mía. No soy la única que ve una mezcla entre Kitiara y Tika, ¿verdad?

Esto promete un post sobre Ophelia y las mujeres-inocencia que enloquecieron y muerieron en el agua. En algunas ocasiones para resucitar de la manera más extraña.

jueves, 14 de enero de 2010

Sir Lawrence Alma-Tadema

Este señor de aquí es uno de mis pintores favoritos, junto con Waterhouse. No entiendo mucho de arte, excepto que reconozco lo que me gusta ver. Tampoco sé de crítica artística, pero sí que he oído bastantes comentarios negativos sobre ambos caballeros. De Alma-Tadema se decía que los personajes que retrataba eran fríos, que no transmitían nada. Y, si no recuerdo mal, de los cuadros de Waterhouse se mencionaba algo parecido.

A mí me da igual. Creo que el arte es algo personal y que cada uno debe hacer su propia valoración sin depender de lo que otros digan. Para gustos los colores, y por eso quiero aprovechar para comentar lo que yo veo en las pinturas de este señor victoriano. A veces sólo hace falta que alguien te muestre lo que ve un objeto, para que tú también puedas encontrar dónde tenía escondido el encanto. Aunque no termines de comprenderlo. ¿No? Es como ver el fútbol con un forofo aunque a ti no te guste.

Sir Lawrence Alma-Tadema es un pintor victoriano que gozó de gran prestigio en su época. A diferencia de lo que suele pasar con los artistas, él disfrutó de todo tipo de honores y fue socialmente reconocido. A la gente le gustaban sus cuadros, lo que significa que debía de estar conectado con el espíritu de su época. No fue hasta principios del s.XX que su fama empezó a declinar, ya que su trabajo no se ajustaba a los nuevos intereses. Como nota anecdótica se puede mencionar que dio bastante de que hablar por un par de desnudos en sus cuadros, algo que no terminaba de cuajar con la estricta moral victoriana... (aunque no empezaré a hablar del doble rasero a este respecto).

Era un pintor histórico y bastante monotemático, también sea dicho. Retrataba imágenes cotidianas o festividades de la antigüedad clásica: Grecia, Roma, Egipto. Y lo hacía con un encanto y un color tales, que yo dudo mucho que en realidad hubieran existido escenas como ésas. Lo que primero me fascinó de este hombre fue el uso de la luz (¿de verdad se ven así las cosas en Grecia e Italia) y el trabajo que hacía cuando pintaba mármoles.

Todo apunta a que en efecto se trataba de un pasado idílico, pero nadie puede negar que son hermosos retratos de ese sueño. Y tal vez por eso tenga incluso más valor. Puesto que de la historia quedan recuerdos, pero de la imaginación de un hombre sólo él mismo puede dar cuenta.



Si no me equivoco, ésta fue la primera obra suya que fui. La suavidad, el colorido, el ambiente de ensueño idílico y la sensación de "belleza por la belleza" ya me hicieron caer. No sé, yo las catalogo como imágenes inofensivas o mariposas que revolotean. Su única aspiración es ser hermosas y ahí está su encanto. Pero cada una cuanta a su vez su pequeño cuento.



Silver Favorites y Expectations. Creo que aquí se puede apreciar bien los efectos del mármol y de la luz. Durante mucho tiempo, mi sueño fue encontrar un sitio en la costa del Mediterráneo como el banco donde está sentada la chica de abajo. Para sentirme como en el cuadro. Je, je... Aunque dudo mucho que aun encontrándolo pudiera sentirme de una manera equivalente a lo que me transmite el cuadro. Hmpf.



Las rosas de Heliogábalo. Interesante lo de este emperador romano que hizo caer pétalos de rosas sobre sus invitados y casi los ahoga. Me parece. Es tarde y no me apetece buscarlo... Supongo que a ellos no les haría mucha gracia, pero ha quedado un cuadro muy bonito del asfixiante momento.


Este cuadro me gusta por los extraños patrones de las caras. Hoy en día esto ya no lo identificamos con el estándar de belleza, pero a mí me gusta recordarlo. La belleza pasada tiene algo de atemporal y también de irreal.


Vamos a ver, señoras y señores, ¡los colores de este cuadro no son naturales! Ese rosa es demasiado rosa, el mármol es demasiado perfecto, el color vino del vestido ya lo querría yo para mi armario. Y esa arquitectura colosal... Hoy en día habrá pintores super-fashion de la muerte, pero que alguien me cree un espacio así y hablamos. ¿Es que nos hemos olvidado de la belleza en su vertiente más inocente? Vale, ya sé que sí. Hoy en día todo tiene que tener un mensaje profundo, ser cínico o irreverente. O si no, no molas. El deleite de los sentidos al traste. Grrrr.




Y finalmente, mis favoritos: A dedication to Bacchus y The women of Amphissa. ¡Los de bacantes! De verdad, empiezo a pensar que es mi vocación frustrada o algo. Hum... Especialmente el último me encanta. Amphissa era una ciudad donde anualmente se celebraba una festividad muy importante en honor a Baco. Por aquel entonces había un ejército de la Fócida rondando por la región y como temían que asaltaran a las bacantes mientras dormían, las mujeres de Amphissa velaron por ellas. ¿He dicho ya que me encanta el pelo de la mujer de espaldas? ¿Lo he dicho? ¿Lo he dicho? Me dejaré crecer el mío un poco más... Y a este paso me acabaré cosiendo una túnica de ésas.

¡Sí! ¡Me gustan las cosas bonitas aunque sin mayor trascendencia! Placer por placer, deleite por deleite, y belleza por belleza. El arte por el arte (pero eso está más usado). No lo sé, creo que en mi cabeza se almacenan muy cerca de los cuentos de hadas. Que también me encantan, claro.

Hum... Pues ya está. Me duele el hombro T_T.

domingo, 10 de enero de 2010

Desde aquí lo reconozco: me gusta darle a la cabeza. Generalmente suele estar ocupada con mil y una exigencias de mi trabajo; muy estimulante a este respecto, todo sea dicho. Sin embargo, en periodos de menor actividad tengo que buscarme otras alternativas para mantenerme ocupada los fines de semana y no deprimirme.

Así descubres cosas interesantes, ¡como los Riddles!

El término inglés "riddle" alude a todo tipo de acertijo, enigma o adivinanza que exige el uso de la materia gris para su resolución. Sin embargo, hoy quiero centrarme en los "Riddles Online", un fenómeno de reciente popularización. Y ahora que lo intento, también bastante difícil de describir. Sólo puedo adelantar, que si alguien se imagina un listado de cuestiones matemáticas o adivinanzas va muy desencaminado. Los Riddles son mucho más.

Las páginas de Riddles que he probado suelen dividirse en niveles y forman una especie de cadena. La respuesta al primer enigma te lleva al planteamiento del segundo; la del segundo, al tercero; la del tercero, al cuarto... Y así hasta terminar el juego.

En primer lugar hay que señalar que el contenido de los puzzles es original. Si no me equivoco, los enigmas que plantean los Riddles han sido especialmente creados para la ocasión. No hay adivinanzas tradicionales, ni típicos problemas de lógica o pensamiento lateral. ¡A empezar desde cero se ha dicho!

Otro de sus grandes atractivos es la variedad en la naturaleza de los acertijos. No importa lo lógica que sea tu mente o la educación científica que hayas recibido. Un Riddle mide muchas más habilidades: juegos de palabras, documentación, criptografía, pensamiento lateral, ingenio, geometría e incluso lógica aplastante de barrio (diferente a la lógica teórica). Exige, por lo tanto, una grandísima versatilidad mental y ser un auténtico todo terreno. Cada prueba es nueva y diferente a las anteriores, por lo que es: tabula rasa y a saber por dónde van los tiros esta vez. Una sensación muy refrescante y original, la verdad.

Finalmente también me gustaría remarcar la longitud de cada puzzle. Digamos que el enigma comienza por descubrir qué es lo que se te pide. Y eso ya es muchas veces suficientemente complicado. Después empieza un proceso de razonamiento que te lleva de pista en pista hasta llegar a la solución. No es tan fácil como tener un problema delante y encontrar la respuesta. Es mucho más... concatenado. A mí siempre me da la sensación de ser un sabueso de Scotland Yard que va olfateando detrás de un rastro. Y, a veces, tienes la solución a uno de los problemas pero te desligas del hilo de razonamiento y acabas donde no es.

Pues eso, que mi favorito de todos los Riddles que he probado es el siguiente:
www.singenio.com

Advierto que para quien le gusten estas cosas es algo sumamente adictivo. El otro día, charlando con una amiga, comentamos que sería divertido hacer una pequeña competición por equipos vía mail para ver quién termina antes un Riddle. Pero como muchos Riddles tienen foros de ayuda, es muy posible que la gente no juegue limpio. Una penita.

De momento voy por el nivel 21 del Singenio (lo dejé en el 25 hace un año y he tenido que volver a empezar). A ver si vuelvo a coger la rutina de decicarle los viernes por la noche. Me gusta sentirme a lo Irene Adler con mi té, mi estudio y mi lucecita de sobremesa. Un cuaderno, un boli y mi cabeza ronroneando. Y muchas veces también Sfor, mi reno de peluche. O si no también, Gertrudis y Sebastián.

viernes, 8 de enero de 2010

Las puertas del año

Antes de que la religión griega se asentara en la península itálica, moraba antaño por ahí un viejo dios llamado Jano. Uno de esos señores verdaderamente primitivos, en cuya esencia se pueden paladear historias de otros tiempos y bosques primigenios. Imagino que por eso, entre los mitos que lo circundan, casi siempre aparece asociado a Saturno y el Caos.

Jano era el dios de las puertas. Su efigie, un hombre barbado con una cara mirando hacia adelante y otra hacia atrás, protegía los umbrales. Con sus dos rostros podía velar en ambas direcciones simultáneamente.

Pero yo le encuentro algo curioso a esto. ¿No es extraño que uno de los pocos dioses que han perdurado de una religión sea simplemente una deidad-portera? ¿No deberían ser señores todopoderosos del cielo y la naturaleza? Puede que no nos hayan llegado porque en su momento no los representaron o porque muchos se difuminaron con las mitologías invasoras. Pero aun así es extraño que Jano haya llegado hasta nuestros días.

Supongo que algún señor importante ya lo habrá dicho antes que yo, pero el tiempo y el espacio muchas veces se confunden. Y todo lo que se aplica a lo uno, se puede aplicar también a lo otro. Así, si Jano era el señor de los umbrales físicos, probablemente también lo fuera de las puertas temporales. Lo cual lo convierte directamente en un dios cíclico. De hecho, la raíz del mes de Enero (January) proviene precisamente de este señor: Jano. Incluso en latín, había un término concreto para referirse a las puertas y derivado de este nombre: janua. Me ha dado por pensar que las "jambas" de las puertas podrían provenir de aquí. Pero no, la RAE dice clramente que viene del francés jambe. Lástima, era una bonita hipótesis.

Ahora bien, como dios temporal, tenemos que Jano tiene un rostro mirando al futuro y otro al pasado. El comienzo y el final reunidos en un mismo concepto que los interrelaciona. Muchas veces se le honraba al iniciarse proyectos o toda suerte de actividades. Pero yo nunca diría que Jano era el dios de los principios. Lo es del futuro con un pasado a sus espaldas. Eso me gusta. Te hace recordar que hay tiene lanzos invisibles desde el pasado hasta el futuro.

Me he pasado tres semanas intentando clausurar el año y terminar un ciclo. Que se inicie otro y mi vida haga RESET, que vuelva a empezar con todo limpio. Pero llego a Enero y el mes me dice desde el calendario: "Para ver hacia dónde vas, debes mirar también por dónde has llegado hasta aquí." Todas las mañanas, sin falta, mientras me bebo el cafe.

Vivo en un mundo de símbolos. Y últimamente me siento muy inhumana. O deshumanizada. Debe de ser por eso que rehuyo compañías durante estos días.

¿Es o no es maravilloso que un solo ente llamado Jano pueda reunir un concepto tan complejo en sí mismo? Conceptos que hemos perdido como tales. Traducción intersemiótica.

miércoles, 6 de enero de 2010

Axis Mundi

Hoy he sido el centro del universo entero.

Volvía a casa ya pasada la media noche, con la lluvia cayendo aburrida y las calles desiertas. Empapada y muerta de frío. En realidad eran mis pies los que me llevaban, eligiendo semáforos en verde y calles al azar por el entramado del Ensanche.

Cuando me he querido dar cuenta no había una sola alma y de repente me he visto rodeada de estatuas en medio de la calle. Ha sido una situación singular en medio de una ciudad abandonada. Como me gustaba, he avanzado serpenteando entre ellas hasta llegar al pensador de Rodin sentado sobre su columna. Y ahí estaba ese titán de piedra mirando hacia abajo. En un principio he pensado en seguir como si nada, pero me he encontrado plantada de pie justo en el lugar donde posa la mirada. Calándome como una sopa durante varios minutos y mirándole directamente a los ojos. Y de repente juro haber sentido el mundo girando a mi alrededor. Axis Mundi.

Todos los antiguos pensaban que había un Axis Mundi. Y según el pueblo y la cultura el Axis Mundi difería, claro. La cabeza me juega malas pasadas, lo reconozco. Pero también le doy las gracias por regalarme estos extraño momentos de puro sentimiento. Cuando hoy en día parece que la magia está perdida, de repente resucitan sensaciones y conceptos que hace milenios que se han perdido. Y que si han perdurado lo hacen sólo como doctrina. Está bien, me hace sentirme más cerca de una raza con edades de antigüedad. Porque hoy en día lo habremos olvidado, pero hace tiempo esto era precisamente lo que definía al ser humano.

Eso sí, omitiré el detalle de que la estatua me ha parecido más humana que muchas personas. Y también que casi la veo moverse y cambiar de postura. Y también que después de dejarla atrás, todos los maniquíes que había en las tiendas parecían cobrar vida en tanto que las personas se pausaban. Así que he subido el volumen de la música para evitar pensar.

Y de repente me siento más tonta. E incapaz de decir una sola idea coherente. Pero por fin he dejado atrás el año pasado y se inicia el Año Nuevo. Han sido tres semanas para dar el paso, pero los verdaderos ciclos tienen más de un solo día de transición. Ahora me toca volver a darle al Play después de tanto tiempo en Pause. Responder mails, retomar alguna que otra parte de mi vida y dar explicaciones a toda la gente de la que he pasado. Pero este años las Navidades se me han hecho cuesta arriba. Aún tengo que hacerme más grande y más fuerte.

Y no, no puedo dejar de pensar que soy rematadamente idiota.

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