martes, 26 de enero de 2010

El ser humano es un animal social. Forma, por lo tanto, parte de una sociedad e interactúa con el resto de sus miembros: desde su familia, hasta sus compañeros de trabajo y la gente con la que se cruza en el metro.

En este continúo intercambio de influencias puede tener un efecto negativo o positivo en "el otro". Pero lo que está claro es que sí, puede introducir "perturbaciones" en tu camino, tu vida y tu estado de ánimo. Sólo hay que mirar a los insultos y piropos a pleno pulmón en medio de la calle.

Aquí, señoras y señores, ni falsa modestia ni flores excesivas. Soy una chica del montón, ni guapa ni fea, que si llama la atención es por las pintas y no por su cara bonita. Vamos a ver, que casi todos me conocéis de vista.

Ahora bien, como toda gótica (sobre todo a raíz de entrar en el Gothic & Lolita) me he llevado mi buena ración de: "monstruo" "¿de dónde has salido?" "Halloween ha pasado", escupitajos y pedradas varias. Qué bonito, qué bonito que es ir tú paseando por la calle pensando en la cesta de la compra y que un niñato te venga de frente y te suelte eso. Meeeeeeeeec. ¡Perturbación no bienvenida! Anda y que te den, que no tienes ningun derecho a afectar en mi día.

Pero es que siguiendo ese hilo, los piropos callejeros generan en esencia el mismo efecto. Y sí... de eso también he tenido de vez en cuando. Aunque debo reconocer que han sido más originales. Creo que, entre ellos, recordaré enternamente por siempre jamás al ciclista fantasma.

Bajaba yo hacia el metro por las calles del Ensanche barcelonés con sus inmensas manzanas cuando un ciclista se me queda mirando, me sonríe, me guiña un ojo y me dice una de estas cosas de que eres guapa. Vale, yo no sé dónde meterme y sigo bajando hasta el metro. La gracia es que el ciclista en cuestión dio tres vueltas a la manzanas para cruzarse tres veces conmigo mientras bajaba e ir diciéndome una y otra vez. La señora de al lado se mondaba de la risa.

Hoy he tenido una experiencia similar cuando volvía del súper con mis cinco litros de agua Eroski (55 céntimos) y cargadacon X bolsas. Me cruzo con un chico que cualquiera diría: "mira, guapetón". Metro ochenta... Moreno... Pelito negro... Cuadrado... Que me mira, me sonríe y me salta: "Hola, guapa. ¿Te llevo el agua hasta casa o te la bailo?" A lo que sale de mis entrañas la expresión: "¿Mande?". El chico que no se da por vencido, se acerca con aquellos andares de machote que dan más vergüenza que otra cosa porque parece que fuera escocido. Y yo mientras tanto caminando hacia atrás como los cangrejos hasta que directamente salgo a la carrera. Cuando llego al portal al cabo de casi cinco minutos me doy la vuelta y el tío me seguía mirando.

Dicen que estas cosas levantan la autoestima. Yo lo pensaba. Pero no, lo cierto es que se a mí al menos se me queda en el cuerpo una sensación muy desagradable. Porque tanto en insultos como en piropos me parece como si me vieran como un objeto y no como un sujeto. Y eso es algo que no se me da nada bien.

Por eso, si alguien introduce alteraciones en mi vida prefiero que sea por pequeñas locuras. Un tango con un francés en el trasbordo de metro, un cotilla tirado junto a la catedral que te pide que repitas la última parte de tu narración de mal de amores para asesorarte. Y que encima va y te dicé que tienes cara de llamarte Elizabeth... O tantos, tantos pequeños detalles de gente a la que aún le queda algo de magia. ¿No?

Señor, la dos y media. Me voy a dormir. Que mañana algo hay que hacer. Y otro día ya contaré la del templario cincuentón baboso. Aunque pueda parecerlo, no creo que mi vida sea interesante, pero me gusta tener siempre algo que contar. Igual es que al narrarlo es cuando de verdad lo revistes del valor que merece como "acontecimiento individual". Hum...

Tralarai, tralarai.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Pedradas? o_O ¿Pedradas????????

Esta la peña muy zumbada y asilvestrada por tu zona...

Addictive Epicurean dijo...

Bueno sí... Pero por suerte de eso hace ya años. Ahora ya casi nadie te dice burradas de ésas. Bueno, sí, hubo una bastante gorda en el metro hará un par de meses. Iba yo al trabajo y en el trasbordo veo que cinco tipas de bachillerato (diría yo) se me quedan mirando y dicen: ¡Mira, una de ésas! ¡Como las hijas de Zapatero!

...

Er... Hum...
El mundo está mal, debe de ser por eso que no me motiva vivir en él.

Clara dijo...

Como ya sabes salgo de trabajar a veces MUY tarde.
... ya le dediqué una entrada a la experiencia de volver caminando a casa en invierno y llevarse un piropo del conductor del autobus (el joven porque lo mayores me miran con carita de pena al verme coger el bus nocturno cargada con archivos)
Pero, me han pasado dos cosas parecidas.. y mira las voy a contar en una entrada.

Luego: MENUDA GENTE HAY POR EL MUNDO SUELTA!!! y lo digo con conocimiento de la causa ¬¬

Karstiel dijo...

Con lo bonito que sería nacer con un botón de aniquilación de todo signo de vida a varios metros a la redonda...

Yo por ahí he tenido suerte. Me imagino que mi tamaño tiende a echar un poco para atrás para cualquier tipo de agresión de mi espacio vital :P

Addictive Epicurean dijo...

Clarita => Pues estaré deseando leerla. Yo recuerdo la que me comentaste una vez: "Creo que te has equivocado de color". No sé... pero mientras tengamos cosas que contar, debe de ser que seguimos acumulando experiencias. Y eso es vida, ¿no?

Señoriiiiiiito Blackhole=> (Lo siento, ahora no puedo cambiar el nombre al personaje). Pues sí, el botón de aniquilación yo lo usaría con cualquiera que invadiera mi espacio. Con lo bien que se vive en absoluta paz y calma... *sigh* Y puede que el tamaño te haya salvado hasta ahora pero... ¡Guapooooooooooooo! ¡Macizoooo! ¡Ven p'acá cordeeeeero! Hale, toma agresión a espacio vital. Mwa, ja, ja, ja, ja.

Karstiel dijo...

O_O!!!!!!!!!

¡¡¡PULSANDO BOTÓN DE ANIQUILACIÓN!!! Errrr... er... ¡no estás al lado para morir! ¬_¬

¡Ya verás cuando te vea! ¡mala persona! ¬_¬

Tiberio dijo...

¡GUAPA!!!

(hey!, no me mires así, recuerda que yo trabajo en una obra :)

Annalògica dijo...

Yo la vi después cuando llegó a casa cargada con la botella del Eroski... La situación era cómo: Ella es Jessy y se ha encontrado a Kevin que le ha tirado un piropo por sus pendientes de aro de donde cuelgan periquitos! Pero con cara de asco.
Y todo el fregao y la tía no le mira a la cara... pobre biciclista, ni sa fijado si era wapo... si es que...

Tía wena, ay la del vestido largo, que te metería todo el na..

;P.

Addictive Epicurean dijo...

Señorito Blackhole => Mwa, ja, ja, ja, ja. ¡Para eso probablemente falten años! ¿Ves? Si parezco tonta, pero en el fondo no tengo ni un pelo de eso.

Tiberio => Tú y yo ya hablaremos cara a cara, que a ti sí que te veo. ¬_¬ Y respecto a lo de currar en la obra... mi compañero de trabajo me ha contado una cosa de lo más interesante. Mira que él no es para nada de soltar piropos en plena calle, pero cuando estuvo trabajando de andamiero se descubrió en un tris de empezar a hacerlo. Va a ser que tiene algo más de verdad que la típica leyenda urbana...

Anna=> ¡Tía! Que yo intento dar una imagen de seriedad y glamour por aquí. Ya me tienes que venir a liar las cosas. Desde luego, estas niñas... Si al final va a ser verdad que algo de adolescente aún me queda. Jus. ¡Pero no como la Jessy! Ya hablaremos ya, cuando vuelvas a casa.

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