viernes, 9 de septiembre de 2011

Silent Jealousy 93'12.30

Una por los viejos tiempos que se nos fueron.




jueves, 18 de agosto de 2011

El sueño (I)

(I)
- ¿Tú cómo haces para dormirte?
- Cierro los ojos y ya está. Venga, duerme.
- Es que no puedo... Tiene que haber algo más.
- ¿Algo más de qué?
- Para dormir. Yo también cierro los ojos, pero no me duermo.


(II)
De vez en cuando, aun después de casarme, llevaba a cabo el mismo ritual de cuando era un niño. Vivíamos en casa de mis padres por aquel entonces: una caserona de pasillo largo escondida en uno de los incontables pisos que atestan Barcelona. Cuando pienso en ella siempre veo sus sombras, dibujadas por la penumbra a la hora de la siesta o apenas iluminadas por las farolas de la calle en plena noche. Son recuerdos escasos, extraños e intensos. En ocasiones me planteo si serán reales o simplemente los soñé algún día: mi padre llevando las cuentas, mi madre cosiendo en el sillón mientras escucha la radio, mi hijo jugando en en el suelo de parqué, mi mujer recostada sobre el reposabrazos del sofá viendo la tele...

Yo siempre he sido el primero en acostarse. Tan pronto como anochecía me calzaba el pantalón y la chaqueta del pijama, blancos ambos, con rayas azules que caían ordenadamente de los hombros hasta la cadera y de la cintura hasta los tobillos. Siempre he llevado el mismo modelo de pijama, que cambiaba a medida que se iba desgastando. Formaba parte del ritual, como todo lo demás: sentarme en la cama para poner el despertador, levantarme para ir a la cocina, coger un vaso de agua, volver al cuarto, dejar el vaso en la mesilla de noche y volver a sentarme al borde de la cama. En el momento en que la casa estaba en silencio apagaba la luz, me tumbaba mirando hacia arriba y me arropaba. Al cabo de unos minutos las mismas sombras que inundaban los recuerdos de mi casa se aparecían delante de mis ojos y lo teñían todo. Cuando el silencio más absoluto reinaba en la habitación, yo me levantaba de la cama y vestido con el pijama de rayas salía a la calle. El sonido de un viejo gramófono llenaba mi casa mientras cruzaba el pasillo, pero nunca fui a comprobar de qué se trataba (idiota de mí).

Sólo tenía ojos para lo que había fuera de la casa. Algunos días la noche negra brillaba con reflejos púrpura en un mundo poblado de flores y otras veces una suave niebla lo bañaba todo bajo una luz crepuscular. A veces me encontraba en un bosque inmaculado formado con miles y miles de hojas de cristal o, si no, en la misma calle en la que vivía, pero como si el tiempo se hubiera detenido en ella... Había llegado a Vespertia.


(III)
El sueño de los benditos:


Flaming June (Frederic Lord Leighton)


El sueño de los malditos:


La morfina (Santiago Rusiñol)



(IV)



Hora de acostarse, a ver si esta noche puedo dormir.

miércoles, 17 de agosto de 2011

De camino a Plutón

Para terminar el día, de camino a Plutón. Que me parece que últimamente orbito bastante por ahí a juzgar por la distancia...


lunes, 15 de agosto de 2011

Índices, el estado de las cosas

No, no voy a hablar de la manipulación de las estadísticas. Ni del índice de la deuda, ni del IBEX, ni del Euribor (malditos sus muertos, sigue bajando, hombre) ni tampoco del porcentaje de niños que no acaban la secudaria. Hay otros índices o indicadores más graciosos que esos, pero con mucho menos prestigio en los medios y no tan populares. A mí personalmente me gustan los que, tras una larga convivencia con alguien, te muestran el estado de una persona. Yo me he encontrado dos, que para algo soy la persona con la que más tiempo he convivido.

Uno de ellos es el indicador de cansancio del ojo derecho. Aunque una intenta disimularlo es inútil negarlo: soy asimétrica y tengo el ojo derecho notablemente más cerrado que el izquierdo. Mientras que el izquierdo es un ojo normal aunque cegato, el derecho señala mi nivel de cansancio. Cuanto más cerrado está, más cansada me encuentro y no necesariamente por falta de sueño. El izquierdo puede seguir tan abierto y vivaracho como siempre, mientras que a su derecha hay un ojo soñoliento cerrado de par en par y que de vez en cuando se entreabre ligeramente como dándose la vuelta en sueños.

Mi segundo indicador es el de estrés y es el estado de mis cejas. En serio, ahora mismo estoy investigando si se puede aplicar a más mujeres que se depilan las cejas. Al menos para mí, es lo primero que descuidas cuando no tienes tiempo para nada. Luego ya viene todo lo demás... Y terminas viendo a las mujeres de tu alrededor de punta en blanco, con sus tacones, su ropita bien combinada y su maquillaje mientras te mueres de la envidia. ¿Cómo demonios lo hacen? En serio, cuando me diseñaron debieron olvidarse de bajar esa aplicación.

Tonterías, vale. Pero son estas pequeñas cosas de la gente las que hace que se conviertan en individuos reales y con color. No sé... Como los personajes que se enchufan parches de nicotina o que siempre tienen un cigarrillo en la boca aunque nunca lo enciendan. Si la percepción de los personajes de ficción se ve enriquecida por esos detalles, yo creo que lo mismo pasa con la gente de carne y hueso. En el momento en el que ves a alguien con sus pequeños indicadores, lo estás viendo más nítidamente que al resto de la gente y por lo tanto tiene otro "color de realidad". Eso tiene su encanto, ¿no? Para bien o para mal, claro está. Je, je.

En fin, cosas en las que piensa una mientras prepara la maleta para volver a Barcelona... Y echarse a temblar.

sábado, 13 de agosto de 2011

La errata

Supongo que en otros entornos también sucederá, pero creo que en el mundo del lenguaje y la traducción la errata es una constante de la que muchas veces renegamos. Alguien encuentra un acento que falta en uno de tus textos y se lio la marimorena. Entonces es cuando piensas: "Ay, alma de cántaro, y todas las que no has visto en tu vida... Si vieras un 20% de las erratas que hay (periódicos, traducciones, libros, blogs, películas, etc.) no te escandalizarías cuando encuentras una."

Por cada errata que encontramos al leer hay un buen número que se nos escapan. Y es que la errata ocasional es una constante, lo queramos o no. Y si bien hay que mencionarla y darse cuenta de que eso no debería estar ahí, poner el grito en el cielo es un tanto excesivo. Yo no pedí que me reembolsaran el dinero de La voz de los muertos (obra Orson Scott Card y gran clásico de ciencia ficción) cuando los INSECTORES se convirtieron en INYECTORES en un par de ocasiones o cuando ANDREW Wiggin pasó a llamarse ANDREU. Del mismo modo en Canción de hielo y fuego (obra de George R. R. Martin y gran bombazo) los personajes cambian de nombre. SEDA se convierte en SATÍN y el caballo del Perro pasa de llamarse EXTRAÑO a DESCONOCIDO. También se incluyen un par de extrañas construcciones como "eso está en pasando el río".

Sin embargo, a mí todo esto me parecen erratas ocasiones y no estropean la traducción ni son dignas de poner el grito en el cielo. Precisamente por tratarse de una buena traducción llaman tanto la atención y es posible cazarlas al vuelo. Como mucho dices: "a ver si las pillan para la próxima edición". Es cierto, lo confieso, es un error y los errores no deberían estar ahí, la labor del redactor, el traductor, el revisor y el editor es evitarlas. Pero somos humanos y con tantas palabras como tiene una novela es normal que se escape alguna (sobre todo teniendo en cuenta muchas veces los plazos de entrega asfixiantes y las imposibilidades temporales). Pero decir que una traducción es mala porque el corrector de word te cambia INSECTOR por INYECTOR es pasarse. O porque primero llamas a un caballo EXTRAÑO y luego (2 libros más tarde) se descubre que no, que no iban por ahí los tiros y que quería decir otra cosa. Esas traducciones no son malas, esas traducciones tienen una errata como casi todo lo que se publica aunque muchas veces ni siquiera nos demos cuenta. Por favor, si incluso faltan un par de acentos en un libro de todo un académico de la RAE como es Los renglones torcidos de Dios. Y nunca jamás se me ocurriría decir que ese libro está mal escrito.

En fin, para muestra un botón, que encima son graciosos:

http://cvc.cervantes.es/actcult/morderse_lengua/expo/mundo/mundo_01.htm

Flechita a la derecha para ir pasando.

viernes, 12 de agosto de 2011

Vespertia

Vespertia es un lugar borroso en el sentido literal de la palabra. Sus formas, figuras y contornos están desdibujados como si fueran visiones de unos ojos miopes. En ocasiones la manera más clara de ver las cosas es por el rabillo del ojo, pero todo eso son trucos que se van aprendiendo con los años.

Quien más, quien menos, todo el mundo sabe algo de Vespertia aunque su nombre no le suene de nada. Es el lugar donde se forman los sueños... No estoy hablando de un mundo formado de sueños (sin orden ni concierto como el País de las Maravillas) ni tampoco de una fábrica subterránea donde alguna criatura sobrenatural les da forma. Yo hablo del mundo que queda al descubierto si consigues descorrer la cortina de los sueños mientras duermes.

Las partículas u ondas que lo iluminan (vete a saber) poseen la cualidad de recombinarse entre ellas, alterarse y dar cuerpo a los sueños y pesadillas que observamos. Después vuelven a su estado habitual y nosotros nos sumimos una vez más en un sueño vacío y negro. Sin embargo, y sobre todo siendo niños, algunos de nosotros han conseguido caminar por esas calles que forman el sueño más allá del sueño. La mayoría lo abandonaron aterrados después de la primera visita, pero en cada generación siempre hay alguien que continúa visitándolo. En ocasiones se encuentran entre ellos, aunque sucede raramente, y con el paso de los años van descubriendo sus secretos sobre la marcha. Nadie sabe a ciencia cierta qué es Vespertia, simplemente está ahí en un atardecer eterno.

Soñé con Vespertia una vez y esto es más o menos lo que saqué en claro. También soñé con una mujer que guarda el lugar, pero todavía no he conseguido definirla bien... Lo que va mejor son los efectos en las personas que lo han visitado con frecuencia. Ahora sólo me falta una historia de base, un par de personajes más y puede irse al cuaderno de las ideas.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Nivel 4

Arkchamonel Liedvisin es una Observatriz obligada a tomarse un respiro forzoso a causa de fuertes ataques de ansiedad que se traducen en el agarrotamiento de todas sus articulaciones. A la vuelta de su retiro descubre que su compañero de piso ha fallecido en extrañas circunstancias en el sofá del salón: su cabeza ha estallado y los sesos se han desparramado por las paredes hasta llegar al techo.

Lejos de conspiraciones internacionales y organizaciones secretas, el crimen parece tener una naturaleza mucho más personal. El hombre era en realidad un arma humana diseñada para acabar con Arkchamonel e impedir que reconstruyera los pasos que llevaron a la muerte de una joven prodigio de Nivel 5 unos meses antes.

Bienvenidos a los lúgubres callejones del Cinturón y a la sociedad alienada que habita entre sus muros. El DEIM (Diseño Estratificado de Inteligencia y Méritos) contribuyó al bienestar social de la ciudad con grandes mejoras; sin embargo, ni siquiera la inteligencia más desarrollada es inmune a la corrupción y los bajos instintos. Simplemente, es más fácil que alguien se salga con la suya.

Próximamente en sus librerías (qué más me gustaría). Es una pequeña bromita literaria que me hizo gracia y que guardaré en el cuaderno de las ideas, con todas las demás.

martes, 26 de julio de 2011

Mi cabeza

El último truco de mi mente es cuando menos cruel. Sus últimos trucos, quiero decir.

Hará ya un par de meses que el corazón se me acelera cada vez que apago las luces del cuarto y me voy a dormir. Es un latido denso, húmedo y sangriento. Palpita con fuerza y no me deja pegar ojo... Me imagino los dedos de su Majestad Araña, golpeando sonoramente una de sus garras contra la mesa y marcando el ritmo que debe seguir mi corazón. Es horroroso... Hace quince días acabé en observación en el centro de asistencia primaria de mi barrio con un ataque de nervios. Después de un par de valiums empecé a tranquilizarme y volví a casa haciendo eses (una sensación que nunca había experimentado, por cierto). Aunque me empeñe en pensar que sí, creo que aún no me he recuperado. Vuelvo a tener la cabeza un poco más despejada, pero me sigue gastando pequeñas bromas que no me hacen ninguna gracia. El médico me recetó ansiolíticos y pastillas para dormir que por supuesto no he tomado. Yo voy haciendo lo que puedo, pero hay algo que no marcha ahí dentro.

Sobre todo después de lo que me ha empezado a pasar con la gente. Si ya era antisocial, ahora la gente me parece inhumana, y no en el sentido ético o moral de la expresión. Es algo diferente, algo que no me encuadra en el mundo. Todo me parece extraño, las reacciones de la gente, lo que ve y deja de ver... Y me da la sensación de que me estoy volviendo loca porque soy la única que entiende ciertas cosas de un modo concreto. Todo parece una locura y por primera vez en la vida me siento como Alicia a través del espejo en un mundo donde nada tiene sentido. La sensación en primera persona de ese grotesco te pone la piel de gallina. Me siento más cómoda entre las frases de mis personajes, que comprendo, que no intentando hablar por teléfono. Mentalmente me encierro en un armario, un armario enorme, me hago un ovillo, al rato abro la puerta y vuelvo a estar en ese mundo tan cálido y familiar. A la hora de la verdad, cruzo los dedos para que el día pase con el menor número de interacciones posibles.

Creo que finalmente me he vuelto loca o poco me falta... Y sin embargo me sigo notando dueña de mi juicio. Creo que leer los renglones torcidos de Dios no ayuda, aunque sin duda engancha. Y tengo tantas ideas, tantas escenas nuevas que escribir y para las que no encuentro tiempo... Si lo encontrara, si pudiera descargarlas y darles forma por ahí fuera, creo que igual podría estar mejor. Es curioso... Creer que te estás volviendo loca y sin embargo notar tu cabeza como siempre.

sábado, 16 de julio de 2011

La delgada línea

El otro día la volví a ver: Vespertia. La delgada línea que separa la realidad y la ficción en la que comenzó todo. Seguía como siempre, no había cambiado. Aunque no es de extrañar, dudo mucho que hay alguien más la haya visitado en mi ausencia, al margen de algún niño perdido con una pesadilla ocasional. Lo que me llamó la atención es que no había perdido ni su fuerza ni su color. Continuaba inmaculada, envuelta en niebla, y me provocaba la misma sensación de extrañeza y hogar en la boca del estómago.

Siempre la había intuido de un modo u otro, sabía que tenía que cuadrar como cualquier otra pieza del puzle. Sin embargo, no comenzó a manifestarse hasta hace un par de semanas, en sueños. Hasta que finalmente todo encajó, aunque hiciera falta ir a urgencias de noche y salir dopada como un caballo para verlo.

Ahora el cuaderno en el que tomo notas de traducción o detalles curiosos está lleno de garabatos en boli rojo. Palabras sueltas, que de algún modo sé que guardan relación en el microuniverso de mi cabeza. El límite, los árboles que hablan, le ciel, Lucía, Vespertia, urbano...

Cuando todo por fin ha estallado, mis nervios, mi cabeza, mi histeria, me siento culpable por haber abandonado el límite, el hilo, la línea entre la realidad y la ficción que vi por primera vez hace años. Pero cuesta tanto conciliarlo todo a ciertas edades... Con 28 años, hipoteca, trabajo y pareja ya no puedes moverte en los hilos como antes. Te haces mayor... Y sin embargo sabes que el mundo se te comerá si no guardas esa otra mitad que aprendió a bailar al otro lado del espejo.

jueves, 23 de junio de 2011

Lobos

Entonces llegaron los lobos. Una inmensa manada de lobos blancos como la nieve que corrían en una hilera ondulante, serpenteante. Recorrieron las afueras de la ciudad, cabalgaron bajo los puentes y entre los callejones y todos los que se cruzaron con ellos desaparecieron convertidos en una espesa masa negra. Los camellos y las putas, drogadictos y puteros, nada más se volvió a saber de ellos. Los lobos barrieron los aledaños de la ciudad como una marea enfurecida que todo lo limpia.

Uno de los nuestros estaba allí. Ahora lo sabemos, es así como arreglan las cosas cuando quieren que algo desaparezca. Avisa. Diles que vayan preparando a los cuervos.

miércoles, 1 de junio de 2011

Otra más para la casa

Yo fui la única lo suficientemente inteligente para asegurarse una cláusula de escape en el contrato. Sabía que mi asociación con la Casa caducaría algún día y yo recuperaría mi libertad. Lo sabía demasiado bien como para que fuera cierto. Han pasado años desde que concluyó mi acuerdo con Su Majestad Araña, pero desde que entró en mi cabeza no ha vuelto ha salir de allí. Después de tanto tiempo sigo sintiendo cómo algo tira de mí y me arrastra a sus rincones, a su madriguera de túneles y callejuelas por Barcelona. De repente el mundo se nubla y todo se vuelve lúgubre y extraño. Es como vivir en un sueño eterno que no sabes cuándo se convertirá en pesadilla. Me da miedo salir del trabajo y darme cuenta de que mis pies me han llevado sin querer hasta ella. Así que intento frenarlos, concentrarme en mi vida y sacarla de la cabeza, pero eso es algo que nunca se consigue.

El día que entras en sus salones te conviertes para siempre en un extraño en este mundo. Con la cabeza en las nubes, como dicen, aunque para nosotros no son más que las nieblas que siempre la acompañan. Cada dos por tres sientes que te estás quedando ciego, que cada vez ves peor, y para tu sorpresa descubres que los contornos sólo vuelven a definirse cuando te cruzas con alguno de los tuyos. Ese don tan raro que tenemos para reconocernos... Nunca he oído decir de qué se trata, pero creo que es la mirada en medio de la nada. En ese momento una onda expansiva te recorre el pecho y tu contorno vuelve a estar tan definido con los demás. Y finalmente dices: existo.

jueves, 5 de mayo de 2011

Madrigal

Por si alguien no lo había notado, ya es primavera en el Corte Inglés.




Para mí ésta es la canción de la primavera ideal. Tan ideal que nunca la tendrás delante, pero bueno... ¡Qué grandes tiempos!

domingo, 1 de mayo de 2011

Hermenéutica

Hoy estaba leyendo un texto de Mircea Eliade y he tenido que correr a la RAE cuando me he encontrado con esta palabra. Es el típico término que encuentras de vez en cuando y cuyo significado más o menos intuyes, pero que nunca llegas a entender del todo hasta que lo buscas en un diccionario. Y luego te das cuenta de que tal vez lleves años usándolo mal (algún día hablaré de mis Top 10 meteduras de pata con palabras).

Así que me ha picado la curiosidad con esto de la hermenéutica. La RAE lo define así en una de sus acepciónes:
1.f. Arte de interpretar textos, originalmente textos sagrados.

Así pues: ¿¡Qué cojones está pasando en mi carrera para que ni una vez nos topáramos con la palabra HERMENÉUTICA!?

Quitando el tema de los textos sagrados, nos quedamos simplemente con "arte de interpretar textos". ¿Cómo no nos han podido decir que nuestra labor traductora consiste en una labor hermenéutica de los textos con los que trabajamos? Ni una sola vez en cuatro años, ni la menor referencia en las clases teóricas. Sinceramente, estoy flipando colorines y albóndigas.

Entiendo que haya quien opine que la traducción no es hermenéutica, pero me parece descabellado que ni siquiera nos hayan dado la oportunidad de considerar esta hipótesis. Uno de los mayores errores al hablar de traducción es que la gente piensa que el truco consiste en traducir palabras. Tú coges la palabra "cat" y pones "gato" en castellano. Y adiós problema. Yo siempre he defendido que la labor del traductor es expresar lo que hay detrás de las palabras: lo que quieren decir. Por eso el traductor tiene que ser el mejor lector del texto y el que mejor lo entienda. Si estuviera en mi mano, yo pondría talleres de lectura para que la gente entendiera de verdad un texto. No quiero ni pensar en las toneladas de ironías que se deben de haber perdido recientemente con los niveles de comprensión lectora que hay por ahí.

Lo queramos o no, las palabras no son más que medios para expresar ideas. Tú tienes una idea en tu cabeza y usas las palabras para revestirla, para explicarla. Si te fijas bien, el mero cambio idea=>palabra es ya una traducción con cambio de medio. Por eso mismo es absurdo dejar que el peso caiga sobre la palabra y no sobre la idea.

A mí me parece algo de cajón. Así que cuál ha sido mi sorpresa al ver que no todos opinan así... De hecho, por lo que me va comentando nuestra entrañable becaria, la universidad se va orientando poco a poco al ámbito contrario. Enseñan a buscar equivalencias a las palabras, pero nadie repara en que el texto en castellano complete su función. Nadie sabe por qué un texto está escrito así, ni cuálsería su equivalente en castellano. El equivalente a las frases sustantivas de los japoneses son nuestras frases con verbos y movimiento, por ejemplo. El equivalente a los constantes adverbios, son perífrasis en castellano.

Así acabamos luego, que un texto coloquial para niños de 14 años se convierte en castellano en un manual sobre el sentido profundo de la vida. O un texto la mar de natural acaba por convertirse en una espiral interminable en la que ya no sabes lo que dicen. La gente se pega mucho al texto, pero que yo sepa lo que consigue es justo lo contrario de la equivalencia que busca.

Vuelvo a estar un poco tocada, ¿se entiende lo que digo? ¡Próxima entrada Loquillo, prometido!

viernes, 29 de abril de 2011

Madame Tarántula y yo

Madame Tarántula es un personaje extraño. Me llegó de rebote desde la otra parte del planeta y desde entonces ha formado parte de mi imaginería personal. Como se hacía antiguamente en las religiones, la uso para explicar fenómenos a mi alrededor. No explica nada, pero da consuelo. Porque lo que no entiendes sigues sin entenderlo, pero tienes una cara a la que escupir las maldiciones. Y dicen que mejor fuera que dentro.

Es una criatura atemporal que parece mujer, aunque no lo es. La mujer más sensual y fascinante que hayas visto nunca, pero es un hombre. Sus uñas terminan en afiladas agujas metálicas que se extienden varios centímetros más allá de la yema de los dedos. Los usa para inyectar veneno a la altura de la escotadura yugular de sus víctimas; y así les roba la voz. Eso me lo inventé cuando los ataques de nervios empezaron a paralizarme las cuerdas vocales.

Tiene los ojos negros, como pozos abisales. El cabello negro que no se mueve ni con el viento. Pestañas tan largas que parecen plumas de cuervo y se mueve como una serpiente. Viste a la antigua, con un extraño corpiño y un cancán con estructura metálica aún más rara. Es irregular, con varillas y alambres metálicos que se tuercen y retuercen hasta formar las patas de la araña. Camina sobre tacones de aguja, pero sus pasos no emiten sonidos: como su voz. Abre la boca y las palabras llegan a tu oído sin necesidad de aire, sin necesidad de articular. Se derraman. Es el verbo que uso cuando hablo de su voz: se derrama.

Madame Tarántula regenta un establecimiento en Barcelona que se llama La Casa de los Placeres. Allí le da al ser humano aquello que más desea, aunque parezca imposible. El precio a pagar es desorbitado, porque a fin de cuentas pagaríamos lo que fuera por lo que más anhelamos. Así es como tiende la red y las moscas quedan atrapadas en sus hilos (de necesidad). Controla a varias criaturas como Anselm, como Jed, como Lizzy, como el gato y otros tantos que trabajan en la casa. Todos ellos humanos, pero no "como ellos que se agrupan", "como ellos que salen". Son de otra clase.

Así Barcelona se convierte en otra Barcelona. Las imágenes son siempre más nubladas, los hechos, las acciones, las personas más retorcidas. Y lo inquietante es que sigue siendo lo mismo. Es reconocible y es posible calificarlo como "verdad". Eso sí, una verdad retorcida como la que se veía a través de los ojos de Spilliaert.

Cuando cuento estás historias a la gente me dicen que les gusta. Madame Tarántula pasa a convertirse en parte de su imaginería, como Hadur, como los espectros del metro, como la pobre Lucía. Es gracioso, me dicen que les doy vida, que parecen reales. Yo siempre respondo que es porque lo son. Porque ese mundo retorcido que asusta a todo el mundo es mi mundo. Cuando mi mente se colapsa, todo se distorsiana. La realidad deja de ser lo que es habitualmente y se convierte en un lugar inquietante, inseguro, mutable. Y perfectamente puedes creer que se va a abrir una brecha de dos metros bajo tus pies aunque sabes que no es verdad. Sabes que no es verdad y sin embargo la manera de percibirlo te obliga a creer en ello.

Creo que se llama neurosis.

Y para celebrarlo, mi eterna ella por todo lo alto:




jueves, 21 de abril de 2011

Cerrado por Semana Santa


Y con esto se termina la primera parte del año y yo me voy a tomar un merecido descanso. Han sido cuatro meses durillos, pero hemos conseguido sobrevivir a todo. Incluso al peligro de quedarme ciega del ojo derecho, pero ésa es una historia de la que hablaré otro día.

En los cuentos de hadas siempre está el dragón maloso a derrotar. Para mí, el gran dragón de las historias es conseguir llegar al final del día habiendo hecho todo lo que tenía que hacer. ¡Sí! ¡Son muchas cosas, es difícil, es un dragón! Así que nada, los dragones a la jaula hasta el martes, apagar móvil, cerrar chiringuito... Y con un poco de suerte no estar ni para nada ni para nadie.

P.D. Recordad, niños. No bailéis emocionados en la oficina cuando están podando los árboles de la calle. Sobre todo si es un primer piso. Por cierto, el dibujo es por amabilidad de mi compi de piso. Buuuu!

miércoles, 20 de abril de 2011

Leon Spilliaert

Leon Spilliaert fue un pintor belga, cuya obra se enmarca en los inicios del siglo XX. Uno de esos desconocidos que nunca estará en el temario de una carrera como Historia del Arte. Y si lo está, oye, felicidades por el plan de estudio.


En cierto modo, este señor me recuerda a Boldini. No por el estilo, en eso no tienen nada que ver, sino porque ambos aportaron una visión muy particular al mundo del arte. Spillieaert no hace gala de es un realismo en el que sólo aprecias la destreza con el pincel del autor, ni tampoco de una abstracción en la que sólo ves al autor y nada de la realidad. Es para mí lo que sería un artista de verdad, alguien que ve el mundo que lo rodea de una manera particular y son esas "imágenes-a-través-de-sus-ojos" las que plasma en el lienzo. Sabes que habrá presonas con una técnica mejor y tal vez mejores ideas... Pero nadie dará una visión del mundo como la suya. Eso es lo inimitable y donde se esconde el verdadero genio.

Por desgracia, no hay demasiada información sobre este señor. Sabemos que por sus cuadros los expertos dicen que es algo entre simbolista y expresionista. Enfermizo y reclusivo, durante cierta época padeció de insomnio; noches durante las cuales se dedicaba a pasear. Con influencias como Nietzsche, Poe, Munch y Odilon Redon, no es de extrañar que el señor tuviera algo de "alma atormentada". De hecho, sólo hace falta ver un par de cuadros para darse cuenta de que algo no andaba bien.

El tenebrismo acentuado por la simplicidad de las líneas, la soledad opresiva, los paisajes en medio de ninguna parte Todo en su obra esta cargado de misterio, melancolía y silencio. Es una manera cuando menos curiosa de torcer y retorcer la realidad. Yo me pregunto cómo debía de ser una persona capaz de captar así las cosas... ¡Y apuesto por la neurosis de caballo! Es cierto que algunos de sus cuadros están cargados de belleza, pero siempre inquietante. Aquel tipo de atractivo grotesco que te hace decir: "me da mal rollito, pero es bonito".

Tenía varios temas recurrentes, aunque para mi gusto sus obras más bonitas son las de mujeres. Son figuras elegantes y estilizadas vestidas de riguroso negro, con formas ondulantes, sibilantes e irreales. No parecen criaturas de este mundo, pero irradian una feminidad apabulladora. Si no son de este mundo, no sé de dónde serían; pero seguro que de algún lugar límite.


La bebedora de absenta
Mi favorita sin ninguna duda. Cautivadora y seductora,
pero con un mal rollo del copón. ¿Femme fatale?



Vértigo
Líneas ondulantes en medio de la nada. Otra vez
la inquietud e irrealidad. Me recuerda a los
paisajes imposibles de Escher.



Mujer con gran sombrero
Feminidad y simplicidad de formas. Es increíble
cómo a veces la sencillez es lo que
más expresa.



La mujer en el tren
Una simple escena tomada de la realidad
se contagia de su tenebrismo
y se convierte en algo realmente inquietante.


Otro de sus temás más utilizados son los autoretratos. Nunca he sido demasiado aficionada a este género, pero hay que reconocer que son interesantes. Con Spilliaert se pude ver bastante claramente el modo en el que se deformaba la realidad a través de sus ojos hasta convertirse en algo grotesco. Me hace pensar que tanto su mujeres como sus autorretratos tienen algo de "monstruo", pero sin llegar a la deformidad. Por el contrario, se revisten del atractivo añadido de lo grotesco.


AutorretratoAutorretrato frente al espejo
Autorretrato-1907


Su tercera gran temática son los paisajes. Los hay tanto diurnos como nocturnos, pero todos comparten una abrumadora sensación de soledad. Algunas veces lo consigue con la presencia de alguna pequeña figura en la escena; en otras, por la total ausencia de vida en entornos habituales de la vida cotidiana. Todavía no entiendo cómo lo hace, pero la sensación de soledad es muy palpable. Creo que nunca lo había visto tan claro en cuadros... Le seguiré dando vueltas.

Resplandor de la luna y luz
Aquí también se puede ver bastante claramente
el retorcimiento al que somete el mundo
a su alrededor. Es bonito.


Noche
Otra imagen solitaria. Me recuerda a la visión
que tengo yo de las calles cuando
entro en las neuras de Madame Tarántula.



Troncos de hayas
A la luz del día y con más colorido,
pero el mismo efecto.


Sala de tables d'hôte
La ausencia de vida también
puede generar sensaciones de
grotesco.



Luego están los cuadros que yo llamo de colorines, aunque no me dicen gran cosa. En su mayoría son retratos y escenas de la vida cotidiana. Puede que tengan más color, pero todos pasan a través del prisma de Spillieaert; con lo que se vuelven tan inquietantes como los que he puesto arriba. Voy a poner unos cuantos con el título. No es que me emocionen, pero si no la entrada no estaría completa.

El crucero


La fruta prohibida


Mujer en el camino

Primavera


¡Y se acabó! Paso hasta de releer el texto, que no puedo con mi alma. Pero me hacía ilusión hablar de este autor. Puede que no entre en mi Top10, pero lo he visto tan claro que quería poner mis ideas por escrito cuanto antes. Y ahora a dormir... A la que he terminado de fregar y colgar la ropa eran ya las diez y media. La última hora y media del día la he dedicado a escribir esto... Sigo pensando que tengo que rebajar un poco el ritmo o no lo voy a contar. En fin, buenas noches y aquí estaremos mañana.

martes, 19 de abril de 2011

Marcador a cero otra vez. Ése es mi mayor problema ahora mismo: demasiadas recaídas neuróticas que me hacen poner el marcador a cero otra vez. Me he propuesto llevar el cómputo de los días que paso con la mente despejada, pero siempre pasa algo que me vuelve a poner la nube en la cabeza. Soy un poco menos yo y un poco más un bichejo oscuro y feo que me reconcome la cabeza. Algún día me gustaría hablar en tono científico de lo que pasa exactamente, porque me parece curioso. Pero eso lo haré el día en que no parezca que lo estoy llorando a los cuatro vientos. Hasta entonces sólo el marcador a cero.

Así que, ya que no puedo escribir gran cosa, voy a hablar de los posts que tengo preparados para hacer lo posible con tal de sacar adelante mi blog. Es algo mío y creo que merece la pena invertir el esfuerzo para que aguante. ¡Así que allá voy!

- La saga de Ender y los conceptos que trata: desde ética y moral, hasta lingüística, personajes y los conceptos propios de la serie en sí (filotes, Jane, etc.). Tengo algunas ideas que no se mencionan en las reviews que he leído.
- Twit Me: la pequeña novela en la que estoy trabajando y en la que no avanzo gran cosa, pero con la que me emociono.
- Las revistas de moda: un análisis comparativo de las revistas de moda mainstream que hay en el mercado y sus diferencias. Todo en clave de humor, por supuesto.
- Jugando con las palabras: variedad de los juegos con palabras, desde la poesía ésa que hace dibujitos, hasta los enigmas, las adivinanzas y las permutaciones. Un listado sencillito sin explicaciones, más bien un catálogo para tener una idea de la amplitud del campo.
- Ese grandísimo culebrón infernal: una introducción a los dioses del inframundo en clave de humor, pero a nivel un poco más profundo de lo que se conoce normalmente.
- Hadur e indar: dos conceptos que hasta hace poco no sabía ni que existía. No es la cuestión de palabras lo que me interesa, sino la delimitación de los conceptos en sí. Yo sigo acojonada.
- La naturaleza de las traducciones infantiles: un género que exige un registro muy concreto y un tratamiento del texto más especializado. A diferencia de lo que piensa la gente no es tan fácil como parece...
- Leon Spilliaetrt: un señor pintor bastante curioso que hizo cosas como ésta.



Y a lo tonto-tonto, me quedo más tranquila al comprobar que mis ideas siguen estando en mi cabeza. Me da la sensación de que nadie más que yo podría tener un compendio de cosas tan extrañas en mente ahora mismo. Juas, juas, me gusta la idea. Es temprano, pero me voy a ver si puedo dormir.

miércoles, 13 de abril de 2011

Pensamiento del día: el ser humano es un objeto de estudio apasionante.

¿Qué somos? ¿El ser humano deslumbrante de la cena de restaurante del sábado o nuestra mínima expresión un miércoles por la noche? A mí me gusta ver a la gente en su rutina. Creo que lo que muestran entre oleadas de trabajo, estudios, y agobio es lo que verdaderamente son. Lo que quedará de ellos cuando la magia del momento desaparezca... No sé por qué la gente parece darle más énfasis a lo contrario.

Si tienen magia en la rutina, la tendrán en todo momento. En los momentos especiales todo el mundo es deslumbrante.

También me gusta ver que, aun reducida a mi mínima expresión, queda algo de mí. La aspiración del violeta perfecto sigue volando por ahí. Otra es llegar a ser una canción como ésta: una pizca de locura y fuerza a raudales, de ésa que te da ganas de gritar.



P.D. ¡Joder ya! Estoy harta de este estilo que tengo al escribir, que lo que digo parece de pega o sacado de un libro de autoayuda. Lo he escrito tres veces y a cada cual peor...

lunes, 11 de abril de 2011

Y me como mis palabras...

Odio los días en los que no paro hasta que ya es demasiado tarde y luego ya no me queda tiempo para pensar. O para ponerle palabras a lo que he pensado. Así que tengo que recordar pensamientos viejos para creer que el día ha valido la pena. Si no he tenido un pensamiento, cualquiera, es como si ese día yo no lo hubiera vivido. Pero no suelo contar con los pensamientos viejos, porque entonces creo que algún día se me gastará la reserva. Siempre me olvido del pequeño detalle de que puedo generar nuevos pensamientos. Como por ejemplo... Que es curioso que a veces hable de mí misma en un tono tan poco humano. Aunque me gusta, pone las cosas muy en su sitio.

Hoy he pensado, he recordado pensar, que durante años he odiado mi nombre. Lo he odiado porque la única obra artística que había homónima a mí era una canción en la que Ella se quedaba llorando en un caserio hasta que se muere de pena. Hace un par de meses descubrí esto:



Y sinceramente... Me hace pensar que en según qué boca no sueno tan mal. También me hace llorar a moco tendido, literalmente. Pero eso no cuenta, yo lloro con cualquier cosa. Con cualquiera.

sábado, 9 de abril de 2011

Estamos en una época científico-técnica, y creo que nadie lo puede negar. Los coches corren por las calles, hablamos por teléfono, los móviles son tan modernos que algún día harán hasta el desayuno, enviamos cacharros al espacio y hace tiempo que los átomos sólo son unidades indivisibles de nombre. Pues bien, yo creo que estos procesos, estas metas, esta manera de concebir el mundo condiciona de raíz nuestra manera de pensar. No en cuanto a opiniones (que también), sino en cuanto a algo más profundo: la manera en la accedemos a la información y luego la procesamos.

Antes de seguir adelante, lo primero es explicar cómo funcionan esos procesos. Desde la gente normalita como nosotros hasta los grandes científicos se apoyan en las mismas bases a la hora de comprender un hecho: la causa-efecto, las premisas, la coherencia y la lógica. Es decir: si yo digo que A es hijo de B, está claro que B no puede ser el hijo de A. Dos cosas excluyentes no pueden ser verdad al mismo tiempo. En esto se basa ese pensamiento científico-técnico tan valorado hoy en día... Aunque mucha gente olvida que ese tipo de pensamiento nació precisamente de la Filosofía que tanto se empeñan en devaluar.
Supongo que más de uno estará pensando: "¡Pero es que no hay otra forma de pensar! ¡No puede ser de otro modo!" Por supuesto, eso es todo lo que hemos conocido en la vida, ¿verdad? Como SERES HUMANOS no podemos concebir otra manera de reconocer los hechos y procesar su información. MEEEEEEEC, craso error. Estamos tan encerrados en lo que nos hemos convertido, que nos hemos olvidado de las cosas extrañas que puede llegar a hacer nuestro cerebro.

*Hablo a modo de curiosidad, de una capacidad olvidada; en ningún momento digo que sea más práctica o mejor.


Todo esto para decir que es posible entender algo sin sujetarnos a patrones lógicos de procesar la información. Eso es lo que hacía el pensamiento mítico-religioso. ¿A nadie se le ha ocurrido que es extraño todo ese batiburrillo de dioses y que sin embargo la gente no dijera nada? A es hijo de B, pero en otra historia el padre en realidad es C. Y en otra historia aún más allá resulta que sí, que el padre es B; pero la madre varía entre D, E, F.

Esto no se aceptaba por tratarse de un dogma, sino por la manera de aproximarse a ello. En el discurso mítico-religioso no usamos todos esos recursos lógicos, sino la yuxtaposición. Todas las afirmaciones sobre un Dios nos dan información sobre él, aunque no sean coherentes entre ellas. Por ejemplo Afrodita nació de la espuma del mar, de los órganos genitales de Urano cuando fue castrado, de Zeus y Dione, de Océano y Tetis, y del Oceano y la Tierra. Puede que sólo seas un hecho ficticio, pero Afrodita es un hecho que puede ser conocido; y su imagen completa proviene de todas estas variantes sumadas. Es como si cada una fuera un lado del prisma que la terminara de definir. Si se aceptara una sola verdad el resultado final quedaría incompleto. Vamos, que si a veces Dioniso no fuera hijo de Perséfone (alguna vez he leído que su amante) la imagen del Dios y su relación con el mundo de la muerte no quedaría completa.

No sé si es completamente cierto, pero podría serlo. En ese caso, sería un pensamiento curioso el que he tenido hoy. Me gustan mis concepciones curiosas. Y si he conseguido explicarme, buf, ya ni te cuento.


jueves, 7 de abril de 2011

Palabras, palabras, palabras...

Las palabras son algo maravilloso. Una forma vacía que rellenas de significado. La gente suele pensar que las palabras son lo que significan, pero en ocasiones te encuentras con estos juegos de forma y contenido:

L O (G I) C A

A mí me hace gracia. No hay muchas cosas que engloben en sí mismas y a la vez un par de opuestos. Una tontería que me hace gracia... Tal vez debería asignármela como representación mía. Aunque lo que me molaría es que me dijeran "bailas en los hilos". En serio, sí, lo acabo de leer en una novela y me ha molado. Es como frase de ligoteo.

- Hola, guapa. ¿Sabes que bailas en los hilos, yeah?

martes, 5 de abril de 2011

Hello




Porque todavía quedan cosas como ésta en un mundo donde los videoclips parecen hechos siguiendo un listado de pautas 1-2-3-4-5.

Así que Hello, marcador a uno y a volverlo a intentar todo desde el principio. Después de muchas riñas y regañinas, vuelvo a pensar que mi discurso puede tener valor.

sábado, 15 de enero de 2011

Hoy, por primera vez en años, me han llamado una sola vez por mi nombre de pila y no me han entrado escalofríos. Ha sido bueno. Creo que me he sentido "yo" sin mentiras. Y me ha hecho pensar que, tal vez, lo que hay debajo del maquillaje y la farsa... no sea del todo malo.

Sinceramente lo he pensado. Acogedora sensación. Como avanzar una casilla en un tablero inmenso.

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