sábado, 18 de agosto de 2012

Ferias y atracciones (Juan Eduardo Cirlot)



Poeta, ensayista, crítico de arte, mitólogo, musicólogo y experto en simbología. Cirlot es probablemente el único estudioso que ha mostrado interés por la expresión de los símbolos en la actualidad, en lugar de limitarse a evocar con ellos un pasado arcaico. Aunque no coincido con él en todas sus apreciaciones (ni él conmigo), no he encontrado a nadie que haya analizado con más seriedad los fenómenos de “ruptura con la realidad”: momentos en los que unas circunstancias determinadas nos permiten experimentar en primera persona algo que jamás catalogaríamos como real.

La ruptura con la realidad puede darse con noctilucas, con la aurora boreal o con el consumo de absenta (por citar algunos ejemplos de las últimas entradas). Sin embargo, hay también otros productos de factura humana que nos abren las puertas a lo no-existente, en este caso, los parques de atracciones. Al igual que sucede con el circo, la feria nos introduce en un mundo donde las reglas cambian y lo extraordinario se convierte en el tejido que cubre nuestro nuevo universo en el sentido más físico de la expresión. Sabemos que lo que observamos es mentira, pero cerramos los ojos y pedimos a gritos que nos engañen para gozar por un momento de lo “no-sido” que sin embargo “está siendo” ante nuestros ojos.

Más o menos esto es lo que defiende el libro de 92 páginas que acabo de leer en el autobús de camino a Barcelona. A lo largo de esas escuetas líneas, Cirlot describe la atmósfera y los efectos que generan en el ser humano los parques de atracciones, los diversos entretenimientos y los personajes que allí habitan (humanos o artificiales). Las tesis se sustentan mediante razonamientos de orden cultural y simbólico, quedando así vinculadas a otras manifestaciones culturales que tradicionalmente se han considerado más elevadas. Aquí la noria y Richard Wagner están a la misma altura, puesto que a la hora de tratar con arquetipos lo único que cambia es la carne con la que se reviste su esencia.

Casas de la risa, del terror, norias, montañas rusas, autos de choque, autómatas, espejos distorsionados, domadoras de pulgas, adivinos y hombres orquesta son algunos de sus objetos de estudio. Todos ellos, elementos diseñados en un alarde de estética con la finalidad de generar un mundo lleno de peligros y aventuras, viajes que nos arrancan de lo familiar e inmediato, gestas de fuerza o reinos del caos surgidos del tumulto, los colores y la polifonía.

El parque de atracciones trastoca nuestros sentidos hasta alcanzar el mundo de las sensaciones. No se trata de una película o una obra de teatro que desfila ante nuestra mirada de observador externo, sino de una farsa hecha a medida de la que somos protagonista. Esa es la mayor diferencia: la mentira flota a nuestro alrededor y acaba por atraparnos en su universo, uno de los pocos lugares en los que podemos convertirnos en el personaje del cuento.

Nota: toda esta entrada se basa en percepciones subjetivas (las mías) del texto y la experiencia en parques de atracciones y roturas de realidad, por lo que no son absolutas ni están contrastadas. Toda opinión es siempre bienvenida para enriquecer el punto de vista.

2 comentarios:

Karstiel dijo...

En parte me recuerda un poco al mundo del circo (aunque ahí no seas tu el protagonista y solamente un espectador).

Todo está perfectamente pensado para dar un toque irreal y extraño, pero suficientemente verosimil para que entres al trapo. ¡Si hasta fallan constantemente con pequeños detalles para que sea más creíble!

Los parques de atracciones han pasado a ser lugares tenebrosos desde Silent Hill 3 xD

Addictive Epicurean dijo...

¡Sí! El circo es otro de los ejemplos. En fechas relativamente recientes (< 1 año) he ido a ver El circo del sol y El circo de los horrores, ahora me queda algo más tradicional para completarlo. Y es absolutamente cierto, aunque seas un simple espectador consigue contagiarte de sensaciones al margen de la realidad.

Escribiría también sobre ello, pero me falta mucho conocimiento al respecto y me da rabiaaa...

P.D. Tengo que mirar lo del Silent Hill para ver cómo se ha adaptado. XD

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