jueves, 20 de noviembre de 2014

Free Time! 1911: Amundsen vs. Scott

Sí, la calidad de la imagen da más pena que otra cosa. Sí, lo que parece verse es la mesa de la cafetería. Y sí, esto es a lo que dedico parte de mi tiempo libre. Al menos el domingo pasado, aprovechando el soleado tiempo otoñal... mientras dure.

Lo que puede verse en la foto es un jueguecito de 20 minutos para dos jugadores. Uno de ellos encarna a Amundsen y el otro a Scott en una implacable carrera por alcanzar el Polo Sur allá por 1911. Para ello tiene que llegar de la esquina izquierda del tablero hasta la esquina derecha. ¿Cómo? Jugando cartas del mismo color que la siguiente casilla de su recorrido. Como esto así, a secas, sería tirando a aburridote, hay caballos/perritos (cada uno con su nombre) a modo de comodín, cartas de buen tiempo que te permiten avanzar más rápido y pequeñas desgracias que puedes lanzar contra tu rival para entorpecerle el paso: grietas, ventiscas, perdidas de equipaje... Todas esas cositas que generan pequeñas venganzas a largo plazo en las relaciones. 

Básicamente, en eso consiste el juego, en gestionar las cartas de tu mano y la manera de jugarlas para incordiar al rival mientras te concentras en avanzar por tu propio camino. Rapidito, sencillito y feliz. Bueno, no tanto. Amundsen se comió a los perros en la vida real (comprensible, pero pobrecillos) y en la imagen puede verse a mi ficha azul muerta de congelación tras perder la partida. Lloraba agarrado a sus caballos mongoles, tratando de encontrar calor, pero no hubo manera. Descanse en paz.

Si se amplía la imagen puede verse la dedicatoria del autor del juego, que aquí una tiene nivel.

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