miércoles, 23 de mayo de 2012

La escapada

Mi vida social es exigua, por usar una palabra que podría valer la victoria en un Scrabble. En la poca que tengo, veo como la gente corre. De reunión en reunión, de evento a feria, de la universidad al trabajo, de la clase a la biblioteca, del hospital a casa, de país en país y vuelta a empezar. Es una manera de correr frenética. A mí me recuerda a las pesadillas en las que intentas moverte, pero te pesan las piernas.

Algunos se acuestan a las tres, otros se levantan a las seis y la mayoría pensamos que somos los únicos que estamos así.

Cuando era pequeña y veía a mis padres, no me parecía que corrieran tanto. Igual es que lo llevaban con entereza - eso que algunas generaciones hemos perdido - o puede que, en efecto, fueran otros tiempos y los coches no fueran tan rápidos ni el reloj tampoco. Cuando pienso las cosas desde esta perspectiva, aún me siento muy niña y empiezo a pensar que tal vez nunca crezca. (Moi je veux rester comme ça toute ma vie, mou je veux rester tel que je suis...)

Esta sensación la relaciono directamente con el efecto de los ansiolíticos. Frenan el mundo. Esos engranajes metálicos que tiene el planeta en su centro se pausan, las ruedas dentadas avanzan más despacio y te mueves al compás sin necesidad de correr. Por supuesto, al liberar la sutancia del organismo, adiós muy buenas al espejismo.

Sin embargo, el sentimiento de liberación no tiene precio. Empiezo a pensar que muy poca gente tiene acceso ello y que vivimos en una especie laberinto de espejos, golpeando las paredes esperando que se hagan pedazos. La caja no sé rompe, pero gritamos "¡Quiero salir!" igualmente. Que me devuelvan mi vida.


Así que...



 


La parte terrorífica de las historia, niños, es que un buen día ya no recuerdas cuál era tu vida. El laberinto de la repetición frenética la había matado.

Pensamientos peregrinos en noche de martes.

EDIT: Es frustrante, jo. Yo también quiero expresar ideas con llaneza y simplicidad, no como si estuviera hablando de los secretos del universo en un libro divulgativo de algún erudito pedante. Aunque ellos no pondría a Helloween, claro. *sigh*

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