martes, 7 de julio de 2015

Barcelona, I love you aunque haga calor

Calor. Sudor. Muerte. Esta noche ha sido la más calurosa que he pasado en Barcelona desde que me vine a vivir aquí hace ya algunos años. El ventilador ha pasado encendido toda la noche, pero ni por esas. Que quien aguante la que está cayendo tire la primera piedra.

Sin embargo, incluso así me gusta esta ciudad. Después de pasar unos cuantos años en los que la odié a muerte y solo quería marcharme para no volver, creo que Barcelona y yo por fin hemos hecho las paces. Supongo que llevar un modo de vida más sano también tiene algo que ver. Ejem, ejem.

Por mi rutina hay dos monumentos que frecuento, si por frecuentar entendemos pasar por delante de ellos varias veces a la semana. El primero es la Casa Batlló, porque todos los viernes cojo allí el tren. El segundo es El Arco del Triunfo (+ paseo de Lluís Companys), porque me pilla de camino a la universidad y me gusta aprovechar las oportunidades que tengo de caminar por sus cercanías.

Ahora bien, tras la rutina repetida de semana tras semana, estos monumentos han pasado a adquirir una significación y un carácter especiales. Da la impresión de que la Casa Battló esté hecha para admirarla, para que la gente se acerque a ella con veneración y la observe cámara en mano, con miedo a alzar la voz y vivir en sus límites. Es una criatura hermosa, una mariposa, que hay que ver desde la distancia para que su estética etérea no se vea perturbada. Por eso cobran una millonada para poder entrar y por eso aún no he tenido el lujo de verla por dentro.


La casa Batlló, múltiples facetas. Pinchar en cada imagen para ver su procedencia.


El Arco del Triunfo, por otra parte, invita a que haya vida a su alrededor. La gente queda en la sombra, algunos leen en el cesped, las parejas se dan el lote en alguno de los bancos, las abuelos salen a pintar con el caballete y los perros exudan felicidad por todos los poros de su piel mientras corren arriba y abajo. Y es gratis. GRATIS. Un concepto importante en tiempos de crisis.

El Arco del Triunfo, múltiples facetas. Pinchar en cada imagen para ver su procedencia.

Este tipo de asociaciones son algo que siempre me ha llamado la atención. Supongo que cada uno ajusta los contenidos de la rutina a su manera de ver el mundo. La realidad es relativa, querido, mal que nos pese. 

 P.D. La redactora se niega a dar explicaciones acerca de sus asociaciones mentales o cualquier reflexión derivada de ellas.

miércoles, 1 de julio de 2015

Eye of the Tiger



Tengo una duda existencial, ¿realmente existe alguien a quien no le guste esta canción? ¿En serio? ¿Puede haberla? Venga, va, todos nos la hemos puesto de fondo alguna vez como paradigma de la power song definitiva. Cada vez que la escucho, me veo probando mi gancho de izquierdas contra la obra completa de Nietzsche en un congelador rodeada de carne bajo cero. Sí, creo que en estos momentos esa es la imagen mental que más concuerda con el estado de mi tesis.

Tesis, sí, señores, porque años después de equivocarme de camino radicalmente en cuanto a lo que quiero hacer con mi vida, he vuelto a la universidad. Máster en Humanidades, Doctorado en Humanidades. En ese cuadrilatero me encuentro ahora, pero con bastante menos glamour que Rocky. Lo mío son las obras de Schopenhauer, de Nietzsche y Kierkegaard, y generalmente son ellos los que me dejan K.O. a mí. A Friedrich se lo consiento, va, que ya hay confianza, pero no al pesimista de Schopi. Como venganza he decidido tomar todos mis apuntes sobre su filosofía en color rosa y adornarlos con flores y corazones supurantes de felicidad. Se lo tenía que haber contado hoy al tribunal del proyecto.

No ha ido mal, me han dado luz verde después de criticar todo lo que había que criticar. Eso significa que ya puedo centrarme en Demian, Dorian y Orlando felizmente y sufrir en el ámbito de la literatura, que está bastante más cerca de mi ámbito de sufrimiento habitual. Es una lástima que la redacción de mi proyecto haya quedado tan pobre y sé precisamente cuál es la causa. Tanto tiempo pensando en las ideas de otros me ha pasado factura; se me ha olvidado cómo hablar de las mías. Esa parte está oxidada, he perdido confianza en mis propios desarrollos argumentativos. Y mira por donde esa es la parte que mejor parada ha salido del proyecto (¡creo que esto merece poner el vídeo en bucle un ratito más!).

Sinceramente, cariño, creo que tengo un grave problema a la hora de establecer prioridades. Acabo olvidándome siempre de lo que mejor me hace sentir y de poder contarlo aquí.

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