domingo, 28 de noviembre de 2010
Hace tiempo que no lo menciono, pero me gustan los colores. ¿Por qué? Bueno, son infinitos, están en todas partes, continuamente a la vista... Pero nadie se maravilla de su existencia. Y es como para maravillarse, leñes. Tenemos suerte de estar configurados para percibirlos.
Cuando tienes intereses particulares, acabas topándote con cosas particulares. De vez en cuando encuentras algún manual especializado de diseño, un apartado en los libros de simbología, monográficos sobre psicología del color o algún librajo escondido en la sección de psicología fisiológica. Es tan fácil como mirarlo en el catálogo de Casa del Libro, que es lo que yo he hecho. Pero ¿y el color en su totalidad? ¿No hay ninguna publicación que lo abarque? Pues sí, sí que la hay. Y no sólo eso, sino que los colores tienen hasta su propio examen oficial reconocido por el gobierno... japonés, eso sí.
El examen en cuestión se llama 色彩検定 (Shikisai kentei), algo así como "Examen oficial de color" y está dividido en tres niveles, el básico (3º), el intermedio (2º) y elavanzado (1º). Como sucede aquí con los exámenes oficiales de idiomas, hay una o dos convocatorias al año según el nivel. A ellas se presentan unos 60000 candidatos todos los años, sin importar género ni edad, aunque es cierto que la mayor parte son estudiantes o especialistas en diseño gráfico, interiorismo, moda, maquillaje y hasta floristas. Eso sí, me haría gracia ver a la típica señora ama de casa o jubilado haciéndolo... Porque seguro que los hay, viendo las estadísticas de edad. Y todo al módico precio de 7.000-15000 yenes (60-130 euros).
Ahora bien, ¿qué demonios estudias para un examen de COLORES? Pues... por fortuna tengo los libros para preparar el nivel básico y son, por lo pronto, "particulares". Incluyen temas como: bases para la observación del color, la naturaleza de la luz y del color, ondas lumínicas, fenóminos y tipos de luz, anatomía del ojo humano, nombres, diferencias culturales en la partición del espectro, EFECTOS ÓPTICOS, psicología del color y asociaciones, combinaciones, colores en moda e interiores, etc. Por lo que he visto, los dos niveles superiores se enriquecen con temas como los colores a nuestro alrededor, equilibrio de colores en la naturaleza, diferencias culturales de color entre oriente y occidente, color en la identidad corporativa, y tratamiento en profundo del color en la moda, interiores, exteriores, diseño gráfico y diseño de producto.
¿Quién lo iba a decir? Así expuesto puede parecer una tontería, pero el susto viene cuando ves las estadísticas de aprobados y sólo el 27% de los examinados en el nivel más alto consigue pasar la prueba. Si algún día estoy por Japón y coincide que hacen la prueba, creo que me aseguraré de haberme matriculado. A fin de cuentas no pone en ningún sitio que tengas que ser japonés, y anda que no molaría decir en cenas de sociedad: soy especialista del color. Jias, jias, jias.
Hala, venga, un vídeo para terminar. Y no, no es la canción de Pocahontas:
Cuando tienes intereses particulares, acabas topándote con cosas particulares. De vez en cuando encuentras algún manual especializado de diseño, un apartado en los libros de simbología, monográficos sobre psicología del color o algún librajo escondido en la sección de psicología fisiológica. Es tan fácil como mirarlo en el catálogo de Casa del Libro, que es lo que yo he hecho. Pero ¿y el color en su totalidad? ¿No hay ninguna publicación que lo abarque? Pues sí, sí que la hay. Y no sólo eso, sino que los colores tienen hasta su propio examen oficial reconocido por el gobierno... japonés, eso sí.
El examen en cuestión se llama 色彩検定 (Shikisai kentei), algo así como "Examen oficial de color" y está dividido en tres niveles, el básico (3º), el intermedio (2º) y elavanzado (1º). Como sucede aquí con los exámenes oficiales de idiomas, hay una o dos convocatorias al año según el nivel. A ellas se presentan unos 60000 candidatos todos los años, sin importar género ni edad, aunque es cierto que la mayor parte son estudiantes o especialistas en diseño gráfico, interiorismo, moda, maquillaje y hasta floristas. Eso sí, me haría gracia ver a la típica señora ama de casa o jubilado haciéndolo... Porque seguro que los hay, viendo las estadísticas de edad. Y todo al módico precio de 7.000-15000 yenes (60-130 euros).
Ahora bien, ¿qué demonios estudias para un examen de COLORES? Pues... por fortuna tengo los libros para preparar el nivel básico y son, por lo pronto, "particulares". Incluyen temas como: bases para la observación del color, la naturaleza de la luz y del color, ondas lumínicas, fenóminos y tipos de luz, anatomía del ojo humano, nombres, diferencias culturales en la partición del espectro, EFECTOS ÓPTICOS, psicología del color y asociaciones, combinaciones, colores en moda e interiores, etc. Por lo que he visto, los dos niveles superiores se enriquecen con temas como los colores a nuestro alrededor, equilibrio de colores en la naturaleza, diferencias culturales de color entre oriente y occidente, color en la identidad corporativa, y tratamiento en profundo del color en la moda, interiores, exteriores, diseño gráfico y diseño de producto.
¿Quién lo iba a decir? Así expuesto puede parecer una tontería, pero el susto viene cuando ves las estadísticas de aprobados y sólo el 27% de los examinados en el nivel más alto consigue pasar la prueba. Si algún día estoy por Japón y coincide que hacen la prueba, creo que me aseguraré de haberme matriculado. A fin de cuentas no pone en ningún sitio que tengas que ser japonés, y anda que no molaría decir en cenas de sociedad: soy especialista del color. Jias, jias, jias.
Hala, venga, un vídeo para terminar. Y no, no es la canción de Pocahontas:
jueves, 25 de noviembre de 2010
Últimamente he estado pensando bastante en la peculiar naturaleza de los recuerdos. Son extraños, momentos secuestrados de una línea temporal que decidimos llevarnos con nosotros en el bolsillo de la chaqueta. Podrían haberse perdido, como tantos otros, pero perduraron en una caja de zapatos.
Todo esto porque hace cuestión de dos semanas me escribió un amigo con el que llevaba más de medio año sin hablar. Era un mail cortito, en el que me recordaba los tiempos en los que nos solíamos encontrar en la boca de metro. Bajábamos juntos hasta el andén y allí nos sentábamos en un banco, duranto cinco mintos, diez como mucho. Veíamos correr a la gente para entrar en el vagón y allí sentados decíamos: "¡Corred, míseros humanos!" A los diez minutos nos tocaba a nosotros meternos en la marabunta, pero ese momento desligado del continuum había merecido la pena.
Me pareció curioso que me recordara justo así, de todas las maneras posibles. Y de repente me sentí como con una especie de tesoro entre las manos. Me explico, más o menos todos conocemos el valor de los recuerdos porque los tenemos. Pensamos en ellos con cariño, nos recuerdan momentos importantes de nuestra vida, encuentros, desencuentros y esas cosas. Pero no todos los días vemos cómo estamos codificados en los recuerdos de los demás. Tal vez los recuerdos que alguien guarda contigo sean un reflejo de cómo te ha visto. Un recuerdo, tras otro, tras otro, que acaban formando un mosaico de "lo que has sido" en la mente de esa persona. Cuanto más recuerdos, más nítido el mosaico. Sabemos lo que vivimos con otros, pero no lo que otros viven con nosotros... Y creo que me gustaría conocerlo. Una perspectiva de mí misma fosilizada en el cerebro de otra persona. ¿Hasta qué punto se acercará eso a lo que soy?
En tu conciencia siempre estás solo, ese "yo" que habla dentro de tu cabeza. Y sin embargo hay pedacitos que otros han dejado dentro de ti. Casi un milagro, ¿no? Que pedazos de "otro" habiten en ti... Uau... No sé, tal vez sólo sea que me estoy obsesionando.
P.D. "¡Corred, míseros humanos!" Tuve esa misma frase en la mente otra vez, mirando hacia abajo desde un hotel en Londres. Con señores trajeados corriendo continuamente por un puente. Y luces encendidas hasta la noche en las oficinas...
Todo esto porque hace cuestión de dos semanas me escribió un amigo con el que llevaba más de medio año sin hablar. Era un mail cortito, en el que me recordaba los tiempos en los que nos solíamos encontrar en la boca de metro. Bajábamos juntos hasta el andén y allí nos sentábamos en un banco, duranto cinco mintos, diez como mucho. Veíamos correr a la gente para entrar en el vagón y allí sentados decíamos: "¡Corred, míseros humanos!" A los diez minutos nos tocaba a nosotros meternos en la marabunta, pero ese momento desligado del continuum había merecido la pena.
Me pareció curioso que me recordara justo así, de todas las maneras posibles. Y de repente me sentí como con una especie de tesoro entre las manos. Me explico, más o menos todos conocemos el valor de los recuerdos porque los tenemos. Pensamos en ellos con cariño, nos recuerdan momentos importantes de nuestra vida, encuentros, desencuentros y esas cosas. Pero no todos los días vemos cómo estamos codificados en los recuerdos de los demás. Tal vez los recuerdos que alguien guarda contigo sean un reflejo de cómo te ha visto. Un recuerdo, tras otro, tras otro, que acaban formando un mosaico de "lo que has sido" en la mente de esa persona. Cuanto más recuerdos, más nítido el mosaico. Sabemos lo que vivimos con otros, pero no lo que otros viven con nosotros... Y creo que me gustaría conocerlo. Una perspectiva de mí misma fosilizada en el cerebro de otra persona. ¿Hasta qué punto se acercará eso a lo que soy?
En tu conciencia siempre estás solo, ese "yo" que habla dentro de tu cabeza. Y sin embargo hay pedacitos que otros han dejado dentro de ti. Casi un milagro, ¿no? Que pedazos de "otro" habiten en ti... Uau... No sé, tal vez sólo sea que me estoy obsesionando.
P.D. "¡Corred, míseros humanos!" Tuve esa misma frase en la mente otra vez, mirando hacia abajo desde un hotel en Londres. Con señores trajeados corriendo continuamente por un puente. Y luces encendidas hasta la noche en las oficinas...
Etiquetas: Pensamientos peregrinos
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Estos últimos meses he estado un poco malita. Mi cabeza siempre me ha dado algún que otro problema, pero esta vez he tenido que frenar en seco. Ahora creo que empiezo a estar mejor: vuelvo a hacer cosas, a estar en contacto con la gente y por fin tengo ánimo para escribir. Eso sí, aún me da algo de miedo tener la página en blanco delante y me noto oxidada, torpe y a trompicones. Pero no sé... Últimamente tengo muchas ganas de recuperar este pequeño microuniverso. Mi mente sigue burbujeando, como una olla de cocido al chup-chup, y dejarlo todo dentro es hacer como si no existiera.
Así que empiezo con la lectura, una de las aficiones que he recuperado recientemente. Sí, vuelvo a estar lo suficientemente tranquila para concentrarme en un libro. Éste lo lei hace basntante, pero aprovecho que ha dado mucho de qué hablar: Los hombres que no amaban a las mujeres.
Este libro es el primero de una colección que se llama Millennium y que escribió un señor que se llamaba Stieg Larsson, pero que murió. Es un volumen gordo y negro, con un dibujito en tonos rojos, que todo el mundo lleva en el metro. Por el nivel de saturación en librerías y áreas de servicio, yo diría que se ha convertido en un fenómeno de masas. Hasta yo me he dado cuenta, y eso que no piso mucho con los pies en el suelo.
A ver, por partes.
Los hombres que no amaban a las mujeres es una historia de misterio. El protagonista es Mikael Blomkvist, un periodista de investigación que es contratado por el multimillonario Henrik Vanger para desentramar un misterio que tuvo lugar 36 años antes. Y eso es todo, a lo largo de cientos de páginas seguimos los avances de la investigación hasta que se desvela el misterio.
El planteamiento del caso es curioso, cuadra y tiene argumento. Pero los protagonistas usan el camino largo para llegar a la conclusión. Desde el momento en el que Henrik Vanger plantea los hechos por primera vez es posible deducir lo que ha pasado con una regla matemática muy sencilla. Sólo hay dos posibilidades. Mikael se orienta por una y pasa cuatrocientas páginas siguiendo el hilo hasta descubrir algo que le orienta hacia la segunda hipótesis. Algo que te pone de los nervios cuando desde el principio has visto de cajón dónde está el truco del argumento... A mí ya me pareció forzado encauzar al personaje así, haciendo que estuviera totalmente ciego ante cualquier otra explicación.
En cuanto al ritmo de desarrollo hay algo que me gustó y algo que no. Está muy bien cómo poco a poco se le van quitando velos al misterio. No tanto que tarden cientos de páginas de detalles insulsos y repeticiones constantes para hacerlo. ¿De verdad era necesario? Muchas palabras no equivalen a un mejor texto, lo dice alguien que se enrolla como las persionas. Es excesivo, pastoso, aburrido. ¿Qué ocurre? Que si no estás acostumbrado a leer, seguro que no pierdes el hilo de la narración con este texto. ¿Por qué? Porque si desconectas durante cuatro párrafos, cuando vuelves a retomar el hilo las cosas siguen donde las dejaste. En mi opinión, habría sido una novelita acojonante de 300 páginas a la que le tendría un gran respeto. Y no, las otras 500 o 600 no son necesarias para establecer la psicología de los personajes. Quien crea que sí, que se lea Demian de Hesse y luego hablamos.
Finalmente me gustaría hablar del personaje femenino: Lisbeth Salander. Creo que si aguanté el libro hasta el final fue por ella. Gothic punk , menudita, estrafalaria, inteligente a rabiar, al margen de las convenciones sociales, rancia y con problemas emocionales. Sinceramente, ¿quién podría resistirse? Si hay algo que me llamó la atención fueron sus líneas de pensamiento. Son increíblemente realistas y factibles... Una mujer como ella realmente pensaría así. Doy fe. Me pareció tan curioso que he llegado a plantearme si Larsson no conocería a alguien parecida a ella. Tampoco sería tan de extrañar, teniendo en cuenta que el personaje de Mikael es el doble ficticio del escritor.
Y más o menos esa es mi opinión de libro. No tengo ni idea de por qué ha pegado tan fuerte, la verdad... ¿Marketing? ¿La leyenda negra de su autor? Vete tú a saber... Luego está eso que oyes de que el libro es un grito al feminismo. He leído en varios sitios que Lisbeth es algo así como una heroína de los nuevos tiempos a favor de las mujeres. Es cierto lo de su sentido de la justicia, pero dos apuntes:
a) ¿Dónde ha estado metida la gente que dice esto del personaje? ¿No se ha expuesto a ninguna obra literaria o de ficción en general en que las mujeres sean independientes y pongas lo puntos sobre las íes? A ver si el mundo va a estar peor de lo que me pensaba...
b) Lisbeth en ningún momento lucha por defender su situación "como mujer". Lo hace porque a ella nadie le toca los cojones. Creo que ahí hay una importante diferencia. Creo que se le quedaría la misma cara que a mí si vinieran y me dieran una banda de papel higiénico por ser la defensora a ultranza de las mujeres. Si tú lo único que has hecho es velar por tus intereses...
¡Primera reseña escrita! ¡Conseguido!
Así que empiezo con la lectura, una de las aficiones que he recuperado recientemente. Sí, vuelvo a estar lo suficientemente tranquila para concentrarme en un libro. Éste lo lei hace basntante, pero aprovecho que ha dado mucho de qué hablar: Los hombres que no amaban a las mujeres.
Este libro es el primero de una colección que se llama Millennium y que escribió un señor que se llamaba Stieg Larsson, pero que murió. Es un volumen gordo y negro, con un dibujito en tonos rojos, que todo el mundo lleva en el metro. Por el nivel de saturación en librerías y áreas de servicio, yo diría que se ha convertido en un fenómeno de masas. Hasta yo me he dado cuenta, y eso que no piso mucho con los pies en el suelo.
A ver, por partes.
Los hombres que no amaban a las mujeres es una historia de misterio. El protagonista es Mikael Blomkvist, un periodista de investigación que es contratado por el multimillonario Henrik Vanger para desentramar un misterio que tuvo lugar 36 años antes. Y eso es todo, a lo largo de cientos de páginas seguimos los avances de la investigación hasta que se desvela el misterio.
El planteamiento del caso es curioso, cuadra y tiene argumento. Pero los protagonistas usan el camino largo para llegar a la conclusión. Desde el momento en el que Henrik Vanger plantea los hechos por primera vez es posible deducir lo que ha pasado con una regla matemática muy sencilla. Sólo hay dos posibilidades. Mikael se orienta por una y pasa cuatrocientas páginas siguiendo el hilo hasta descubrir algo que le orienta hacia la segunda hipótesis. Algo que te pone de los nervios cuando desde el principio has visto de cajón dónde está el truco del argumento... A mí ya me pareció forzado encauzar al personaje así, haciendo que estuviera totalmente ciego ante cualquier otra explicación.
En cuanto al ritmo de desarrollo hay algo que me gustó y algo que no. Está muy bien cómo poco a poco se le van quitando velos al misterio. No tanto que tarden cientos de páginas de detalles insulsos y repeticiones constantes para hacerlo. ¿De verdad era necesario? Muchas palabras no equivalen a un mejor texto, lo dice alguien que se enrolla como las persionas. Es excesivo, pastoso, aburrido. ¿Qué ocurre? Que si no estás acostumbrado a leer, seguro que no pierdes el hilo de la narración con este texto. ¿Por qué? Porque si desconectas durante cuatro párrafos, cuando vuelves a retomar el hilo las cosas siguen donde las dejaste. En mi opinión, habría sido una novelita acojonante de 300 páginas a la que le tendría un gran respeto. Y no, las otras 500 o 600 no son necesarias para establecer la psicología de los personajes. Quien crea que sí, que se lea Demian de Hesse y luego hablamos.
Finalmente me gustaría hablar del personaje femenino: Lisbeth Salander. Creo que si aguanté el libro hasta el final fue por ella. Gothic punk , menudita, estrafalaria, inteligente a rabiar, al margen de las convenciones sociales, rancia y con problemas emocionales. Sinceramente, ¿quién podría resistirse? Si hay algo que me llamó la atención fueron sus líneas de pensamiento. Son increíblemente realistas y factibles... Una mujer como ella realmente pensaría así. Doy fe. Me pareció tan curioso que he llegado a plantearme si Larsson no conocería a alguien parecida a ella. Tampoco sería tan de extrañar, teniendo en cuenta que el personaje de Mikael es el doble ficticio del escritor.
Y más o menos esa es mi opinión de libro. No tengo ni idea de por qué ha pegado tan fuerte, la verdad... ¿Marketing? ¿La leyenda negra de su autor? Vete tú a saber... Luego está eso que oyes de que el libro es un grito al feminismo. He leído en varios sitios que Lisbeth es algo así como una heroína de los nuevos tiempos a favor de las mujeres. Es cierto lo de su sentido de la justicia, pero dos apuntes:
a) ¿Dónde ha estado metida la gente que dice esto del personaje? ¿No se ha expuesto a ninguna obra literaria o de ficción en general en que las mujeres sean independientes y pongas lo puntos sobre las íes? A ver si el mundo va a estar peor de lo que me pensaba...
b) Lisbeth en ningún momento lucha por defender su situación "como mujer". Lo hace porque a ella nadie le toca los cojones. Creo que ahí hay una importante diferencia. Creo que se le quedaría la misma cara que a mí si vinieran y me dieran una banda de papel higiénico por ser la defensora a ultranza de las mujeres. Si tú lo único que has hecho es velar por tus intereses...
¡Primera reseña escrita! ¡Conseguido!
Etiquetas: Literatura
Gooood morning, Vietnaaam!!!
Buen miércoles a todos lo que paséis por aquí.
^_^
Etiquetas: Canciones
;;
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