miércoles, 10 de junio de 2009

La dichosa arañita


Hoy me han enviado esto por mail... Ahí está, ahí está la culpable de todo. Y creo que nada podría resumir mejor todo el prodigio de anoche. A veces me quedo maravillada de las tergiversaciones de mi mente. Pero no me quejo... La opción a una pseudo-realidad aterradora es una realidad extenuante, aburrida e inspida.

Me considero afortunada de poder andar por callejones que no existen y luego encima contarlo. Pero creo que lo más bonito de todo es narrarlo sin tapujos, aun a costa de quedar como una loca y ver que la gente responde. Leen tus textos, te piden las versiones completas, se ofrecen como fotógrafos, te ayudan con los modelos, te aportan documentación, maquilladores y a veces incluso de paseo de madrugada te piden cuentos para ahuyentar fantasmas. Pero de eso último hace ya años, lo echo de menos.

Si me esfuerzo por escribir bien, tal vez incluso pueda reflejar algún día lo que de verdad veo (con ayuda también de otros soportes) y hacer que la gente vea las calles de Barcelona como yo las veo. Hm... Antes de conquistar el mundo debo aprender a conquistar el lenguaje. Ju, tengo sueño...

¡Gracias, Jesús! ¡Y viva Fuku-chan, leñe!

martes, 9 de junio de 2009

Telaraña

La muy zorra ha venido a por mí, hincando su aguijón en la base de mi nuca en medio de la cena. He salido del restaurante dejando la comida a medias, en un vano intento de que todavía me diera tiempo. Pero ya era tarde, cuando he dejado mi parte del dinero sobre la mesa, las imágenes ya estaban distorsionadas a través del velo; al salir ya había Calle de Alicia en varias manzanas a la redonda.

¡Esa perra me ha intentado cazar! ¡A mí! Ha desplegado el laberinto por todo el Ensanche Barcelonés. Había visto este fenómeno alguna vez en mi calle, pero solo en una calle. Era suciciente con salir de ella para que la noche volviera a ser como era: sin monstruos en las esquinas ni una araña hambrienta buscando tus pasos.

Y así, con tal de evitarla, he recorrido esas calles sin rumbo fijo. Dibujando diagonales, cambiando de acera sin ton ni son, precipitándome sobre dos bares a mitad del camino para pedir cafés solos sin azúcar. Para que el amargor de las papilas gustativas me mantuviera alclada a la realidad. Porque cuanto más cayera en su agujero, más enredada me quedaría en su telaraña... Necesitaba mantenerme con los pies en la tierra y mis ojos y oídos ya no servían. ¡Ha venido a por mí! Y yo no me la quiero encontrar.

Que alguien me diga que es solo que esta noche le ocurría algo raro a la luna, que paranoias de este nivel no son habituales. ¡Y yo tan contenta, que estaba aburrida!

lunes, 8 de junio de 2009

Los espectros del metro

Después de un abominable fin de semana con demasiadas cosas que hacer y unas horas limtiadas, me he tomado la noche libre. Y para una noche que tengo para mí, qué mejor que aprovecharla un poco para escribir. Ya casi se me había olvidado lo que era redactar con calma, pensando ideas, organizándolas y entrelazándolas con otras muchas que ya había en la cabeza.

Así que me he puesto manos a la obra con Los espectros del metro, que por alguna parte tengo que seguir edificando la casa. O me pongo las pilas, o nunca conseguré conquistar el mundo.

No sabía cuánto tiempo llevaba vagando sin nombre. Recordaba tenuemente que hubo una época en que lo invocaban como a un dios y realizaban libaciones de miel y leche a las puertas de sus templos. Sin embargo, ahora era poco más que fuerza e instinto de supervivencia. De sí mismo ya no le quedaba ni la conciencia... ¿La conciencia? Un momento, la conciencia. Estaba pensando, era consciente de estar pensando, tenía conciencia de ser él mismo. Pero eso antes no era así... Habían pasado años de un tiempo retorcido y distorsionado en los que la vida no había sido más que sueño.

¿Qué podía haber pasado para despertarlo de su letargo?

Hay más, por supuesto. Pero no voy a poner aquí todo el retalo. ¿Qué sorpresas guardaría entonces? Sé que soy como una cría, pero qué narices: ¡Estoy contenta de empezar a trabajar con otro personaje que más adelante se relacionará con los que ya existen! ¡El entramado crece y la telaraña se extiende! Mwa, ja, ja, ja.

sábado, 6 de junio de 2009

Mamá, quiero ser una perraca lagartona



QUIERO. ESE. VESTIDO.

Así que me lo tendré que hacer.
Por ejemplo.

Ay, señor... Eso es una ménade y el resto no existe. *_*

martes, 2 de junio de 2009

Dentro de poco, como a mediados de julio, seremos uno más en la familia. Concretamente un monstruito similar al de aquí abajo:



La idea es conseguirlo en color blanco e irme a una copisteria de éstas en las que también hacen pegatinas para portátiles. A ver si puedo apañármelas para que me preparen una copia de la cruz de mi mano pero en rojo. ¡Pero si es que la criatura ya tiene nombre! Si todo va bien... y no se me ocurre nada mejor... se llamara Météor.

Hasta aquí hasta donde yo llego... La parte estética, vamos. En la técnica no me atrevo a meterme demasiado y ya acosaré vilmente a más de un señorito y caballerete por ahí. No escaparéis de mí... Mwa, ja, ja, ja, ja.

No quiero un mostrenco todoterreno como Mao Boy (mi portátil principal). En esta ocasión me inclino por algo más ligero y transportable. Principalmente para no ir cargada como una mula cada vez que voy a visitar a mis padres y a poder ser con la batería suficiente como para que me deje trabajar en cafeterías el tiempo necesario para echarme un café de los largos y airearme. Total, lo único para lo que lo voy a usar es para abrir el Word con el Winamp de fondo, Excels para tablas de terminología y como mucho-mucho algún vídeo en .mpgo .avi para cuando me toque hacer animación.

Estoy emocionada... Eso de pensar en la movilidad de trabajar fuera de casa es toda una tentanción. O incluso escribir en sitios inspiradores al aire libre o en la misma cafetería en la que probablemente me canse de currar...

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