martes, 18 de marzo de 2008

Mentiras


Oh give these clay feet wings to fly
To touch the face of the stars



Oh, pon alas a estos pies de barro
Para que puedan acariciar el rostro de las estrellas.

Hmmm... Despué de todo, tal vez no me tiña el pelo. Qué curioso.

viernes, 14 de marzo de 2008

Madame Tarántula

Hacía tiempo que no la oía. No como hoy, con su voz en mi cabeza tal y como es ahora. La voz de un adolescente de cera, con dedos de cera, con labios de incienso y ojos de niebla. Guapo, sin duda, pero de cera.

Una y otra vez las mismas palabras: "Mi querida Eliza, mi querida Helena. La más solitaria de todas, pero aun así nunca aceptarás mis besos. Me retiras la cara." Y acto seguido una garra cenicienta, de metal plomizo en mi garganta. Un pinchazo de alambre hasta el esternón y gotas de veneno que me dejan un picor constante durante varios días.

Ha reaparecido con su voz resonando en mi cerebro. Podría pensar que estoy loca, pero no pensarlo es más divertido.

Entonces aparece él. Ese hombre, que dejó atrás los veinte, atravesó los treinta y decidió plantarse indefinidamente en los cuarenta. Con su chaleco y su camisa almidonada, ni un solo pelo fuera de lugar. Esa mueca. Esa mueca. Era esa mueca. La máscara. Dos años, un mes y diez días. Vendrán a buscarme. Enviarán al gato.

jueves, 6 de marzo de 2008

Fragmentos

Siempre ha sido tu perfil
Y mis manos dibujando la silueta de tu nariz.
Lo sé.
Aún lo recuerdo.
¿Era un secreto?

Son las doce y aún demudas
Las danzas y los solsticios en caricias de dolor.
Son las doce.
Da el reloj.

Cuando duermes
Cuando sueñas
¿Aún me espias?
Eso creo
(En la distancia)

Oh, fragmentos repartidos
Por espacios infinitos que acuden
Al grito de tus entrañas
De tus manos y palabras.

Son hermosas.
Y son puras.
Eso creo.
Veo
Y siento.
Sigo siendo.
Déjame bordar tus dedos otra vez más.

El anular izquierdo
El corazón cortado
Cercenazo aquel invierno bajo el sol.
Sobre la hierba.
Era la nieve. Era la niebla.

Oh, fragmentos esparcidos
Por espacios de metal y adoquines de madrugada.

Otra historia entre callejones de cemento
De ciudad mientras tú duermes.

¿Esperando?
Eso espero.

Lo siento. No hay tiempo. No hay días. Hacía tiempo que no había un toc, toc, toc, toc en mi cabeza. Déjame entrar.

Me alegra saber que aunque dormida y peleando con los pies en la tierra, ese algo sigue durmiento en su letargo. Y a las tres de la mañana despierta un momento, susurra, se esconde y vuelve a dormir.

Sigo siendo. Eso está bien.

;;

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