viernes, 14 de marzo de 2008
Hacía tiempo que no la oía. No como hoy, con su voz en mi cabeza tal y como es ahora. La voz de un adolescente de cera, con dedos de cera, con labios de incienso y ojos de niebla. Guapo, sin duda, pero de cera.
Una y otra vez las mismas palabras: "Mi querida Eliza, mi querida Helena. La más solitaria de todas, pero aun así nunca aceptarás mis besos. Me retiras la cara." Y acto seguido una garra cenicienta, de metal plomizo en mi garganta. Un pinchazo de alambre hasta el esternón y gotas de veneno que me dejan un picor constante durante varios días.
Ha reaparecido con su voz resonando en mi cerebro. Podría pensar que estoy loca, pero no pensarlo es más divertido.
Entonces aparece él. Ese hombre, que dejó atrás los veinte, atravesó los treinta y decidió plantarse indefinidamente en los cuarenta. Con su chaleco y su camisa almidonada, ni un solo pelo fuera de lugar. Esa mueca. Esa mueca. Era esa mueca. La máscara. Dos años, un mes y diez días. Vendrán a buscarme. Enviarán al gato.
2 comentarios:
Bueno, yo no he entendido nada, estas cosas se me escapan completamente. Sólo quería decirte que a pesar de las pistas que te di, tan claras que no podían dejar lugar a dudas, ayer no me felicitaste... ya te vale! :D
Me gustó tu blog.. haces alución a varias canciones de Velvet Eden... es curioso.. no es muy conocido este grupo (en comparación a otros de origen japones)
Por ahi te deje otro mensaje en el tema de V.Eden...
Saludos
Publicar un comentario