jueves, 25 de noviembre de 2010
Últimamente he estado pensando bastante en la peculiar naturaleza de los recuerdos. Son extraños, momentos secuestrados de una línea temporal que decidimos llevarnos con nosotros en el bolsillo de la chaqueta. Podrían haberse perdido, como tantos otros, pero perduraron en una caja de zapatos.
Todo esto porque hace cuestión de dos semanas me escribió un amigo con el que llevaba más de medio año sin hablar. Era un mail cortito, en el que me recordaba los tiempos en los que nos solíamos encontrar en la boca de metro. Bajábamos juntos hasta el andén y allí nos sentábamos en un banco, duranto cinco mintos, diez como mucho. Veíamos correr a la gente para entrar en el vagón y allí sentados decíamos: "¡Corred, míseros humanos!" A los diez minutos nos tocaba a nosotros meternos en la marabunta, pero ese momento desligado del continuum había merecido la pena.
Me pareció curioso que me recordara justo así, de todas las maneras posibles. Y de repente me sentí como con una especie de tesoro entre las manos. Me explico, más o menos todos conocemos el valor de los recuerdos porque los tenemos. Pensamos en ellos con cariño, nos recuerdan momentos importantes de nuestra vida, encuentros, desencuentros y esas cosas. Pero no todos los días vemos cómo estamos codificados en los recuerdos de los demás. Tal vez los recuerdos que alguien guarda contigo sean un reflejo de cómo te ha visto. Un recuerdo, tras otro, tras otro, que acaban formando un mosaico de "lo que has sido" en la mente de esa persona. Cuanto más recuerdos, más nítido el mosaico. Sabemos lo que vivimos con otros, pero no lo que otros viven con nosotros... Y creo que me gustaría conocerlo. Una perspectiva de mí misma fosilizada en el cerebro de otra persona. ¿Hasta qué punto se acercará eso a lo que soy?
En tu conciencia siempre estás solo, ese "yo" que habla dentro de tu cabeza. Y sin embargo hay pedacitos que otros han dejado dentro de ti. Casi un milagro, ¿no? Que pedazos de "otro" habiten en ti... Uau... No sé, tal vez sólo sea que me estoy obsesionando.
P.D. "¡Corred, míseros humanos!" Tuve esa misma frase en la mente otra vez, mirando hacia abajo desde un hotel en Londres. Con señores trajeados corriendo continuamente por un puente. Y luces encendidas hasta la noche en las oficinas...
Todo esto porque hace cuestión de dos semanas me escribió un amigo con el que llevaba más de medio año sin hablar. Era un mail cortito, en el que me recordaba los tiempos en los que nos solíamos encontrar en la boca de metro. Bajábamos juntos hasta el andén y allí nos sentábamos en un banco, duranto cinco mintos, diez como mucho. Veíamos correr a la gente para entrar en el vagón y allí sentados decíamos: "¡Corred, míseros humanos!" A los diez minutos nos tocaba a nosotros meternos en la marabunta, pero ese momento desligado del continuum había merecido la pena.
Me pareció curioso que me recordara justo así, de todas las maneras posibles. Y de repente me sentí como con una especie de tesoro entre las manos. Me explico, más o menos todos conocemos el valor de los recuerdos porque los tenemos. Pensamos en ellos con cariño, nos recuerdan momentos importantes de nuestra vida, encuentros, desencuentros y esas cosas. Pero no todos los días vemos cómo estamos codificados en los recuerdos de los demás. Tal vez los recuerdos que alguien guarda contigo sean un reflejo de cómo te ha visto. Un recuerdo, tras otro, tras otro, que acaban formando un mosaico de "lo que has sido" en la mente de esa persona. Cuanto más recuerdos, más nítido el mosaico. Sabemos lo que vivimos con otros, pero no lo que otros viven con nosotros... Y creo que me gustaría conocerlo. Una perspectiva de mí misma fosilizada en el cerebro de otra persona. ¿Hasta qué punto se acercará eso a lo que soy?
En tu conciencia siempre estás solo, ese "yo" que habla dentro de tu cabeza. Y sin embargo hay pedacitos que otros han dejado dentro de ti. Casi un milagro, ¿no? Que pedazos de "otro" habiten en ti... Uau... No sé, tal vez sólo sea que me estoy obsesionando.
P.D. "¡Corred, míseros humanos!" Tuve esa misma frase en la mente otra vez, mirando hacia abajo desde un hotel en Londres. Con señores trajeados corriendo continuamente por un puente. Y luces encendidas hasta la noche en las oficinas...
Etiquetas: Pensamientos peregrinos
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2 comentarios:
Ahh, los recuerdos, esos reflejos inexactos de la realidad que son todo para nuestra vida.
¿Te imaginas lo que debe ser de repente despertarse y no recordar nada? Sería como volver a nacer (pero en formato viejo O_O)
Pd. Es curioso sentarse y ver pasar la gente llena de vidas extrañas
Hum... Yo lo que a veces me imagino es que soy un ente vacío en el que han depositado la información relativa a "mi vida" y me encuentro de golpe y porrazo en este mundo. Pero sin haber vivido antes en él. Je, je, je. En cuanto a la ausencia de recuerdos... Memento es una peli muy angustiosa. Entretenidilla y con un final curioso. Aunque se puede predecir...
Soy completamente asocial, pero me encanta la gente (cuando está lejos). Como cuando imaginas la historia de cada una de las personas que te cruzas en el metro...
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