viernes, 24 de abril de 2009
Hoy he tenido una discusión de lo más entretenida vía mail con un par de compañeros de trabajo. Por si alguien en este blog todavía no lo sabía, me dedico a la traducción de manga y el anime. Y no me gusta reconocerlo en público porque a mi también me da miedo que vengan a buscarme a casa con las antorchas encendidas.
Puedo decir que aunque a veces vaya muy justa, me gusta mi trabajo. Traduzco cosas bastante diferentes entre sí y también me encargo del control de calidad en la oficina. Así que sé bastante bien lo que hay detrás de cada serie que pasa por mis manos.
La labor del traductor es en mi opinión ser fiel a la obra con la que trabaja. Y eso es aplicable a un capítulo de House, a un tratado de botánica, a un contrato de compraventa o a una serie de manga. Lo que se dice en un idioma hay que decirlo en otro sea cual sea el texto. Hasta ahí todos de acuerdo, ¿verdad?
Ahora bien... El problema surge con la idea de "las palabras son solo palabras", no ideas. Detrás de "caen chuzos de punta" se esconde realmente un: llueve mucho. Es un ejemplo de cajón, vale, pero ilustra el hecho de que lo importante es el significado. No podemos traducir un: Onaka ga suita... Mise ni ikou. Por: tengo hambre, vamos a la tienda. "Mise" se traduce generalmente por "tienda", cierto, pero en realidad abarca todo tipo de establecimientos. Aquí cuando tienes hambre te vas a un restaurante. No estás traicionando el original por decir "restaurante"; de hecho, estás siendo increíblemente fiel.
Otra cuestión es la adaptación. Una de las cosas que más gracia me hace es el "ganbatte kudasai". Algo así como "esfuérzate mucho, por favor". Claro que el sentido original-literal es ése... Pero ¿cuándo se emplea? A la hora de desear suerte o ánimo para hacer algo (entre otras cosas). Ahora bien, si lo traducimos por "esfuérzate mucho, por favor" conseguimos que el personaje sea recto, formal, obediente e increíblemente riguroso con su manera de hablar. Cuando en japonés es una expresión que sale hasta de debajo de las piedras y se usa muchas veces a la buena de Dios. No siempre, cierto... Pero son casos para poner ejemplos y no se me ocurría nada mejor.
Y finalmente quiero hablar del "efecto". Este ha sido núcleo de discusión durante años y años. Pongamos un ejemplo: el autor inserta un chiste en una obra. Un chiste verbal, para ser exactos. Si lo traduces palabra por palabra el efecto se va por la taza del váter. ¿El autor quería eso? No. El autor quería introducir un chiste porque resulta gracioso. ¡No le demos más vueltas! ¿Qué se debería hacer entonces? ¿Respetar las palabras o el chiste? Si realmente sientes cariño por lo que lees, lo que pretendes es serle fiel. De modo que un traductor siempre optará por adaptarlo (a no ser en casos concretos, como siempre) para preservar el "cómo es la obra". Si lo llenamos todos de notas de traducción se convierte en una versión anotada de La Odisea que ha perdido la diversión en pos de un estudio lingüístico y antropológico del idioma. Y no estamos aquí para eso, sino para traducir obras. Eso es algo muy diferente.
¿Pero qué dicta lo que es y no es una buena traducción? ¡Eso es lo mejor de todo! ABSOLUTAMENTE NADA, EXCEPTO QUE FUNCIONA. ¿Qué dicta lo que funciona? ABSOLUTAMENTE NADA. La traducción literaria/artística es un arte, no una ciencia (y menos exacta). No hay respuesta correcta y respuesta incorrecta... Hay propuestas y opciones que hay que barajar y pensar en sus posibles consecuencias. Ahora bien, lo único de lo que se dispone para tomar esa decisión es del criterio. El criterio no viene escrito, ni es absoluto, ni se enseña. Es algo que se va desarrollando con el tiempo y la experiencia... Cuando aprendes lo que pasa por poner "X" y por poner "Y" y que aquí lo importante es el efecto pero no las palabras, y después sucede a la inversa.
¿Por qué el criterio del traductor es mejor que el de otras personas? Pues porque tiene más experiencia, ni más ni menos y unas nociones lingüísticas y traductológicas. Muchos fans expresan su opinión sin tapujos, lo cual está bien. Pero no valoran la decisión que toman otros. Por ejemplo: ¡El nombre de las técnicas debería dejarse en versión original! Vale... entiendo el punto. Perfectamente, de hecho. ¿Pero si en japonés tienen un nombre puramente explicativo cuyo contenido se entiende perfectamente, por qué el lector en castellano va a jugar con desventaja? Solución: nota de traducción. ¿Y en animación?
¿Comprensión o exotismo? Por muy atractivo que resulte Japón, las obras no fueron creadas en un principio para resultar exóticas, sino para contar una historia de un modo concreto con unos personajes que son de una manera concreta. Yo no voy a traicionar esa esencia para japonizarlo. Y ahora que nadie me salga con "¿qué pasa con una obra de ambiente tradicoinal?" Pues bien, ahí el autor hacía alusión a lo "tradicional" y no "lo cotidiano". Eso lo cambia todo.
Creo que esta entrada dará inicio a algún que otro post sobre temática tradutológica comentando decisiones que han tomado algunos compañeros de trabajo (o yo misma) con énfasis en problemas complicados que se han solucionado bien. Que a fin de cuentas tengo por ahí un listadillo...
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