sábado, 8 de septiembre de 2012

La Belle Dame sans Merci (La bella señora sin piedad) es una balada escrita por el poeta romántico John Keats en 1819. En este poema breve de 48 versos se nos cuenta la historia de un caballero que acaba al borde de la muerte tras su encuentro con una hija de las hadas. Aunque es uno de mis poemas favoritos del romanticismo, hoy no voy a entrar a discutirlo. Lo que me ha llamado la atención es el personaje de la dama, creo que tiene la fuerza necesaria para representar un arquetipo en toda regla y lo cierto es que se ha explotado muy poco.

La dama se nos presenta como una mujer joven y hermosa, rodeada de elementos que tradicionamente han sido asociados a la feminidad: belleza, larga cabellera, voz melodiosa, caminar ligero, estrecha relación con las flores y actitud amorosa y complaciente hacia el hombre. La imagen mental que proyecta esta descripción me recuerda a Ophelia (cuerda y viva, eso sí): una doncella pura y dulce, como las que aparecen en los cuentos de hadas y las historias sobre caballeros y princesas. Si habláramos de algo más moderno, me quedo con:

Adalind Schade, escogida con muy mala leche.
Solo hay un elemento que desentona con esa imagen de doncella clásica: unos ojos salvajes que se mencionan varias veces. Como todo elemento que rompe un conjunto bien definido, se percibe como algo "inquietante" o "atrayente" (aunque creo que ambas sensaciones manan de la misma fuente). Es lo que ocurre con la gente que tiene el pelo extremadamente largo, un ojo de cada color o un defecto físico en un rostro agraciado. No sabrías decir si te atrae o te repele, pero está allí y no puedes dejar de mirarlo,  en parte por su antinaturalidad y en parte por su falta de coherencia con el conjunto.

Solo un detalle más y acabo: la dama se describe literalmente como "niña de las hadas". Un rasgo que deja bastante clara la diferencia de naturaleza entre el caballero y ella. Niños, ahí va una moraleja aprendida de mil y una historias: si algo es SOBREnatural, mejor no mezclarse con ello porque es más fuerte que tú.

Así que en resumen tenemos:
1) Feminidad de doncella clásica (inocencia y juventud incluidas).
2) Presencia de un elemento inquietante.
3) Naturaleza que la distingue del género humano, a menudo sobrenatural.
4) Poder de seducción sobre las personas.

Esta es la dama que presenta la historia, ni más ni menos. Al intentar documentarme he visto que la seducción y la manipulación de los hombres es uno de los rasgos que más se le asocian, hasta transformarse en su principal característica y convertirla en una femme fatale. Sintiéndolo mucho, en eso ya no estoy de acuerdo. Las mujeres fatales, tal y como las conocemos hoy en día, son mujeres fuertes e independientes que dan precisamente una imagen de lo que son. No sé, a mí siempre me ha parecido que uno de los rasgos más distintivos de la dama era su inocencia aniñada, que esconde tras de sí un carácter sobrenatural. 

La dama se relaciona estrechamente con Lamia, Circe y  Medea, entre otros personajes. Sin embargo, a mí no me parece tan buena opción. El poema tiene una notable ambigüedad en la que la dama llora antes de abandonar al caballero y condenarlo a la locura y la muerte. Es posible que la muerte y el infortunio que genera la señora a su paso no sea causa de una maldad meditada (como ocurre con las brujas y hechiceras), sino que sea consecuencia directa de su naturaleza cercana a lo numinoso o sobrenatural. A este respecto, como adaptación me gusta mucho más la siguiente:

Claudia, en Entrevista con el vampiro.
De modo que ya está, se acabó. Esta es mi lectura de La Belle Dame sans Merci y los motivos por los que no me gusta definirla como una femme fatale. Me habría gustado incluir más ejemplos modernos, pero ahora mismo tengo la cabeza reseca. Pero tranquilos, no lloréis, que pongo imágenes bonitas para que veáis cómo han imaginao a este personaje los distintos artistas.

Arthur Hughes, en la escena donde ella sube al caballo.

Frank Cadogan Cowper, con el trabajo terminado y su naturaleza de relieve.

Preciosa adaptación de Dicksee, con una inocencia acentuada.

Henry Maynell Rheam, más desconocido pero igualmente optando por el rosa.

Joseph Noel Paton, que prefiere acentuar la luminosidad. Curioso, rosa de nuevo.

Walter Crane y la escena del caballo, aquí no se percibe nada antinatural.

William James Neatby, otra imagen en la que podría ser cualquier dama.

William Russel Flint, tierna a pesar de la crueldad.


Una de mis favoritas, de mi amigo Dante Gabriel Rossetti.

Curiosamente, Robert Anning Bell es el único que opta por una estética oscura.

Fotografía de Viona-Art en una adaptación preciosa. Colores dulces otra vez.

Creo que captura muy bien la imagen bella e inquietante de la dama.

Nota: al igual que todos los artículos de este tipo que escribo para el blog, este también está sujeto a revisiones y actualizaciones de todo tipo con nueva información.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Podría ser femme fatale si hubiera intencionalidad en esa pose vulnerable para... "cazar", pero entonces se parecería mas a otros mitos ¿no?

Quien eligió a Kirsten Dunst para el papel acertó de lleno. Da la imagen de belleza imperecedera y es muuuy inquietante.

El resto del set de fotografías de la dama, vía Grace.

P.D. ¿Y la foto del cuadro de Waterhouse? Esa si que parece mas "niña" para contrastarla con el mito de lamia (y su cuadro de Waterhouse con distinto vestuario).

Addictive Epicurean dijo...

No puedo tener una postura definitiva (me falta documentación), pero estoy más de acuerdo contigo que en desacuerdo.

Creo que la posa vulnerable es un elemento fundamental. No es lo mismo una mala pécora que va con mala leche, que no alguien a quien le ocurre como consecuencia. Por ejemplo, mi princesa con escarcha en los labios. No sé si la he comentado alguna vez, pero es una princesa de quien la muerte se enamoró y le cubrió los labios con veneno para que nadie más la besara.

Del mismo modo, una femme fatale remite más a la mujer de negro, a una viuda negra, a alguien de imagen amenazadora. En la belle dame sans merci hay algo más que recuerda a otros mitos. Sin embargo, siguen faltándome ejemplos, mitos, documentación. *sigh* Bueno, poco a poco. ¡De momento, ahora pienso y escribo! :P

Ay, siempre se me olvida, esta página me la tengo que mirar de arriba abajo. Envidio a la gente que tiene tanta constancia con las cosas, consigue especializarse de verdad en su ámbito. T_T

P.D. ¡Iaaaaaaah! Estaba tan liada con la lista de autores, que al final se me escapó Waterhouse. Vergüenza debería darme... *snif*

Anónimo dijo...

Lo de Waterhouse lo decía por si querías ponerlas a las dos (la dama y la lamia de J.W.W.) para comprarar.
Lamia con traje ehmmm "festivo-grecorromano" ( la no-túnica) y de edada adulta vs. la adolescente dama toda tapada que trata (queriendo o sin querer) de atraer para sí al cabellerete, y sólo con los ojos!

Me parece muy gráfica la comprarativa, que luego ves blogs por ahí que me las confunden T_T

Addictive Epicurean dijo...

Chico, hay que reconocer que tienes unas ideas fabulosas. O_O

De momento me estoy poniendo al día con el blog. Acostumbrarme a escribir de nuevo, arreglar los tags, retocar las galerías para que queden más organizadas... ¡Pero de verdad de la buena que tengo todas las sugerencias que salen por aquí (categorías estéticas, arquetipos, imágenes, etc.) para ponerme a ellos cuanto arregle la infraestructura del blog.

Por mi parte considero un gran avance que hayamos llegado a establecer una diferencia entre femme fatale y belle dame. De hecho, me parece una conclusión muy lógica... Lo extraño es que MIRES DONDE MIRES nadie lanza esta hipótesis por ninguna parte. ¿En serio no hay nadie que se haya planteado las cosas de otro modo? (dijo la no especialista que a veces lo flipa demasiado)

Moria dijo...

Saludos ^^
Sé que hace tiempo de la fecha de publicación de la entrada pero estoy investigando un tema relativo y me gustaría saber si tienes algún tipo de bibliografía (fuentes) o has seguido algún volumen específico. Muchas gracias, y disculpa las molestias.

¡Genial entrada!

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