martes, 26 de mayo de 2009
Siempre lo dejo todo para mañana, sin atentar contra ese sabio refrán que tan acertadamente dice: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. La cuestión es que,como no lo puedo hacer hoy, siempre lo dejo todo para mañana. Y así pasan los días y todo continúa sin avanzar. Mails sin escribir, la casa sin ordenar, la ropa en el colgador, la habitación sin recoger y el blog sin actualizar.
Por suerte, de vez en cuando aún sigo sacando tiempo para pensar. De vez en cuando. Al lavarme los dientes o darme media vuelta en la cama con los ojos como rendijas de luna guadaña. Y me he dado cuenta de algo... El ser humano tiene diversos niveles, y es muy difícil conocer a alguien en todos. Y también es cierto que las neuras de una persona pueden decir mucho sobre ella. Pequeños detalles detonantes de un sinfín de reacciones, aunque en principio no parezcan otra cosa que curiosidades aleatorias.
Yo por ejemplo tengo una extraña historia con los espejos. Al igual que me pasa con las arañas y las serpientes, los detesto con toda mi alma... Pero los adoro a nivel simbólico. Luego está ese extraño tema de que no me reflejan como soy. Yo eso no puedo saberlo, por supuesto, pero varias personas me lo han dicho ya. "Es que te veo directamente y en un espejo y no es la misma cara". Y otro tanto sucede con las fotos. Nunca soy yo, nunca es mi cara... Soy la mujer que nunca vio su rostro. ¿Posible chantaje para Madame Tarántula? Naaaaah... Quiero algo más interesante, Araña. Con esto no me cazas, mi Reina.
Y finalmente estáel "otro tema" de los espejos. El cansancio nos afecta a todos de alguna manera, yo lo noto en los espejos. Cuando nos miramos en ellos vemos lo que estamos acostumbrados a ver. La imagen física que tenemos de nosotros mismos, procesada después de cientos de mañanas lavándonos los dientes y limpiándonos la cara delante de ellos (huy, si los espejos hablaran...). Clic con el agotamiento. De repente, la imagen que veo reflejarse en el baño es una imagen no procesada de mi misma. Mi mente no se centra directamente en los defectos/puntos clave de mi cara, sino que pasa a ser un conjunto. Un conjunto como un rostro que se ve de pasada y que al verlo por primera vez lo juzgas... Muy lejos, muy lejos de la pérdida de juicio estético que provoca la cotidianidad. Vamos, como cuando hueles mucho una cosa... que al final el olor desaparece de las fosas nasales cual dinero de la cuenta ante las reformas de un baño. Es decir, ¡que me veo como si no me hubiera visto nunca!
Y no sé a qué venía esto... Pensamientos peregrinos, supongo. Me ha llamado la atención hace un rato en el baño y si no lo contaba no me quedaba a gusto. Aysh, aysh, ¿en qué mundo vivo?
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6 comentarios:
Yo llevo una semana en que soy incapaz de dejar de pensar. Por culpa de eso se me ha olvidado lo que pensaba comentarte mientras te leía, porque me ha dado tiempo a pensarlo y despensarlo, y volverlo a pensar.
En el fondo... conocemos a alguien en la medida que él mismo nos deja conocerlo. A menudo ni nosotros mismos nos dejamos conocer, y sin embargo esperamos conocer a otros... al final acabamos echando en cara a alguien que no nos conozca lo suficiente, o nos indignamos cuando alguien juzga conocernos más de la cuenta, por su osadía. Si nosotros mismos nos vamos volviendo a reconocer día tras día (como una cara en el espejo) ¿cómo conocer a todo el mundo entonces?
Por cierto, no sabía que odiaras las serpientes o.o (te crees que conoces a alguien...)
No puedo dejar de pensar, no puedo dejar de pensar, no puedo dejar de pensar, no puedo dejar de pensar...
La verdad es que últimamente no tengo mucho tiempo para nada y eso implica que no puedo apenas pensar en otras cosas... y por ello padezco de insomnio dado que cuando voy a empezar a dormir... ¡¡empiezo a pensar!! xD
Pd. Sé que aun tengo un mail tuyo qué contestar
No te creas, en todos todos seguramente no, pero somos bastante previsibles XD
Yo tampoco me imaginaba lo de las serpientes... ves ahi me has sorprendido XD
Respecto a los espejos... tenía un cuento de BUP que nos fotocopio la profesora, era en Francia, XIX. Un hombre que iba a pasar unos días a una casa. El anfitrion no estaba. Un gran espejo que reflejaba el sillón del salon... y la puerta. Del otro lado del espejo cuando estaba dormido vio salir una mano envejecida entre la puerta medio abierta, que se llevó al reflejo del perro tras el quicio... a la oscuridad. El sobresaltado narrador dio un respingo que lo saco de su sopor, pero el perro estaba AHI junto a él, mas no lo veía en el espejo. La mano (ensangrentada) en el mundo del espejo aparecio de nuevo, agarró el pomo de la puerta y lo cerró dejandola como estaba en el mundo real... (seguía mas pero no os hago spoiler)
Desde que lei tu entrada de los espejos lo estoy buscando a ratos en google y no lo encuentro, no se cual es ni autor. Me veo buscando en las carpetas del insti...
A ver quien puede dormir con un espejo junto a su cama hoy... uh!
1.- Nada de lo que te diga ahora puede igualar la conversación por teléfono. Te echaba de menos y aunque cansadita, me ha tranquilizado mucho escucharte. De veras espero que podamos vernos la semana que viene. Tienes razón, toda la razón, como siempre. Conocer a alguien y dejarse conocer es más complicado de lo que parece... Pero a mí me gusta desentrañar a las personas poco a poco, en situaciones y perspectivas cada vez diferentes. Es como adorar el principio y final de las historias de Holmes, solo por verle desenvolverse en la vida cotidiana. Me siento un poco vampiro-Lestat en estos casos... Cuando decía que adoraba al ser humano por el simple hecho de serlo. Eso sí... hay poquita gente dispuesta a conocer a alguien de verdad, con lo fácil que es poner el automático y dejar que los tópicos y la máscara hagan todo el trabajo. A mí lo que me gusta es comparar con otros ojos todo lo que yo veo. Como las perspectivas respecto a la vida, ¿recuerdas? Estoy deseando que me cuentes las cosas nuevas ;)
2.- ¿A ti también te pasa? Me refiero a que la mente está tan acelerada por el estrés que cuando intenta dormir se dispara en todas las direcciones posible. ¡Y ni se te ocurra responder a ese email! Primero, estás liado y segundo, no hace falta. Hablarte y saberme hablada por aquí ya me es suficiente ^_^. Ey, qué guay... ¡Nos orbitamos!
3.- Drizzt... ¿Te he dicho alguna vez que eres un encanto? ¡Si me encuentras el cuento ése te lo volveré a repetir x10! Jis, jis, jis. Creo que en cierto modo refleja muy bien gran parte de mi temor por los espejos. Son objetos limítrofes entre una cosa y otra... ¡Mira lo que le pasó a Alicia y mira lo que hace Madame Tarántula con los espejos del baño! Cuando estoy muy cansada me quedo durante horas mirando mis pupilas, me maravillo de su redondez y después me confundo con el reflejo... Te juro que parece que un lado incida en el otro de manera directa y no sé a qué lado estoy. Por eso me da aún más mal rollito el cuento... ¡Y necesito leerlo! Je, je, je. En mi cuarto no tengo espejos, pero creo que mañana ni me maquillo, juas, juas.
Por fin lo encontre...
"La entrada" de Gerald Durrel, aunque no es S.XIX sino XX, hay coches.
La parte que digo empieza por la página 19, no nos fotocopió el relato entero. En la página 20 ("Fue entonces"...) es cuando comienza el relato del espejo que esbocé.
http://www.durrell.ru/books/Entrada.pdf
Si no te gusta lo que ves, rompe el espejo. No para negar tu reflejo, sino para poder contemplarte en el montón de pedacitos que quede; no somos una gran imagen compacta, estática y limitada, sino montones de pequeños trocitos que forman un puzzle. La pieza que se lava los dientes y la cara, la que se peina y la que se masturba y la que se pone guapa y la que llora así como la que ríe.
En fin, eso: los espejos son eso, espejos.
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