miércoles, 27 de enero de 2010
(Por: http://www.flickr.com/people/17647238@N00/)
A mí siempre me han gustado los cuentos de hadas. Y debe de ser que ya despuntaba como rarita a muy tierna edad, porque ni Blancanieves, ni Cenicienta; mi favorito siempre fue el de Los Zapatitos Rojos, de Andersen.
LA HISTORIA
Tal y como me llegó a mí, cuenta la historia de una niña llamada Karen que se encuentra unas preciosas zapatillas rojas de ballet. Cuál es su sorpresa al descubrir que cuando se las pone cobran vida propia y no puede dejar de bailar. Los zapatos la arrastran de un lado a otro con su danza demente sin que ella pueda hacer nada por controlarlos. O eso parece... Hasta que se encuentra con un verdugo y le pide que le corte los pies para escapar a la maldición de las zapatillas. El verdugo así lo hace, y apiadándose de la niña pide que le fabriquen unos pies de madera para que pueda caminar. Desde entonces Karen se convirtió en una niña buena que iba todos los domingos a la iglesia.
Yo nunca entendí por qué tenía que tener un final tan soso. Ni tampoco le veía nada malo a ir bailando desbocada por los caminos.
LA HISTORIA ORIGINAL
Sin embargo, la historia original de Andersen es bastante más dura que la versión que llegó hasta mí. Eso sí, al igual que sucede con los mitos y las leyendas, yo me inclino a pensar que en el caso de los cuentos de hadas lo importante es lo que perdura y no lo que cambia. Es en gran parte un rasgo de la oralidad... pero eso ya sería meternos en harina de otro costal. Así que de momento me callo a este respecto.
Sea como fuere, en la historia original se aprecian unos cuantos detalles que hacen que el final de la historia sea bastante más coherente. Por lo visto, la tal Karen no era moco de pavo. Era una niña presumida que había sido adoptada por una señora rica a la que le convenció para que le comprara los zapatos. Karen se los ponía todos los domingos para ir a misa y se distraía mirándolos. Inclusó prefirió ir a una baile con ellos puestos antes que quedarse junto a su madre adoptiva moribunda.
Como se puede apreciar esta versión resulta mucho más ética y moral... Pero al menos para mi gusto menos cautivadora.
LA SIMBOLOGÍA
Sin duda el elemento clave de la historia son los zapatitos rojos y es ahí donde está encerrado todo el misterio. ¡Llega lo bueno!
Pero antes de nada, partamos de los pies. Esta parte del cuerpo humano ha sido considerada durante siglos y siglos como un reflejo del alma. Por ejemplo, muchos personajes han combinado una tara espiritual/de carácter con un defecto como la cojera (¿a alguien le gusta House?). ¿Y quién podría olvidarse de Cenicienta, cuya alma era tan cristalina como los zapatitos que ninguna de sus hermanastras pudo vestir?
Son numerosas las criaturas que tienen patas de animal (lamias vascas, centauros, faunos, etc.); señales visuales de sus instintos primitivos y su naturaleza primigenia, pero al mismo tiempo dueños de un logos humano, que para algo tienen todos cabeza humana.
Ahora bien, cito a Swedenborg cuando digo que los zapatos simbolizan las bajas cosas naturales, tanto en el sentido de humildes como de ruines. Así que sólo queda unir A con B para tener un combo explosivo.
Pero sigamos, sigamos recorriendo un poquito más este hilo. ¿Cómo eran esos zapatos?
Pues en primer lugar eran unas zapatillas de ballet creadas expresamente para el baile. En este caso, por lo que vemos en la historia, un baile demente y descontrolado. Donde los pies se van haciendo camino de un punto a otro... ¿Soy la única que tiene la expresión BACANTE EN PEREGRINACIÓN en la cabeza? Exactamente, el baile es considerado en muchos lugares como locura y desenfreno., provocador de estados alterados de conciencia e inicático. Si bien es cierto que Euterpe era la musa que presidía esta noble arte, creo que no era muy partidaria de las sacudidas y los ritmos frenéticos y viscerales.
¿Y qué más, qué más? Pues... esos zapatos también eran rojos. Ni rosas, ni azules, rojos. No me quiero explayar demasiado en este punto, pero este color está asociado con las pasiones violentas, la sangre, la actividad, la vida e incluso lo inmoral.
Con lo cual, las dichosas zapatillas rojas no eran otra cosa que una puerta al desenfreno y el frenesí del baile, donde ni el logos ni la razón tienen nada que decir. Son instintos primigenios (los mismos que guiaban al séquito de Dionisos) los que los mueven, en contacto con el suelo. Ahora bien, para una tradición cristiana esto debía haber sido hecho por encargo del mismo diablo. ¿La locura y la vida punzante frente a la mojigatería tradicional? Hum... interesante. Y sin embargo, al final de la historia es la iglesia la que gana. Aparece un verdugo (es decir, que directamente te matan) y acabas con unos horribles pies de madera que te anclan bien a la tierra.
EL LEGADO
Cuando un símbolo tiene una gran fuerza, es frecuente encontrarlo en diferentes manifestaciones artísticas y culturales. Lo más extraño es que su contenido subconsciente y connotativo resulta coherente con el original, aunque nadie se haya parado nunca a tratar de dilucidarlo. He aquí los ejemplos que se me han ocurrido al respecto:
- Ma Cherie: Ésta es una canción del grupo visual nipón Malice Mizer. En ella se cuentan las andanzas y aventuras de un maniquí que cobra vida gracias a unos zapatos rojos.
- The Red Shoes: Álbum de Kate Bush inspirado en la película homónima de 1948. Cuenta la historia de una bailarina frustrada que entra en contacto con unas zapatillas rojas. El corto de Kate Bush titulado The Line, The Cross and The Curve merecería un estudio simbológico por sí mismo, así que mejor no me meto pero dejo este fragmento de la película para ver al menos la estética y por dónde se mueve. (Nota: ¡QUIERO ESE VESTIDO YA, YA, YA!)
- El Idiota: En este cómic coreano, uno de los personajes secundarios lleva años buscando unos zapatos rojos que perdió cuando era niña. Dar con ellos se iguala a dar consigo misma. A recuperar las riendas de su vida.
- El mago de Oz: ¡Los famosos zapatitos de rubí! Yo diría que aquí el simbolismo de "rojo" se confunde con el de "rubí". No lo tengo claro... Pero hay que recordar que originariamente pertenecían a una bruja. Con eso lo digo todo.
Por falta de tiempo y conocimiento no puedo profundizar en cada uno de estos ejemplos. Pero está claro que los zapatitos rojos hacen alusión a una intensidad vital muy distante del canon de vida cristiano. Es la energía que se extrae de los instintos más primigenios y a menudo está relacionado con la locura y el frenesí. Que no dejan de ser grandes chutes de vida.
¡La de tiempo que llevaba queriendo escribir esto, leches! Ahora me parece gracioso cuando hará un par de años le dije a un amigo brincando en medio de la calle: ¡Yo quiero ir bailando por la vida! Qué cosas, oye.
LA HISTORIA
Tal y como me llegó a mí, cuenta la historia de una niña llamada Karen que se encuentra unas preciosas zapatillas rojas de ballet. Cuál es su sorpresa al descubrir que cuando se las pone cobran vida propia y no puede dejar de bailar. Los zapatos la arrastran de un lado a otro con su danza demente sin que ella pueda hacer nada por controlarlos. O eso parece... Hasta que se encuentra con un verdugo y le pide que le corte los pies para escapar a la maldición de las zapatillas. El verdugo así lo hace, y apiadándose de la niña pide que le fabriquen unos pies de madera para que pueda caminar. Desde entonces Karen se convirtió en una niña buena que iba todos los domingos a la iglesia.
Yo nunca entendí por qué tenía que tener un final tan soso. Ni tampoco le veía nada malo a ir bailando desbocada por los caminos.
LA HISTORIA ORIGINAL
Sin embargo, la historia original de Andersen es bastante más dura que la versión que llegó hasta mí. Eso sí, al igual que sucede con los mitos y las leyendas, yo me inclino a pensar que en el caso de los cuentos de hadas lo importante es lo que perdura y no lo que cambia. Es en gran parte un rasgo de la oralidad... pero eso ya sería meternos en harina de otro costal. Así que de momento me callo a este respecto.
Sea como fuere, en la historia original se aprecian unos cuantos detalles que hacen que el final de la historia sea bastante más coherente. Por lo visto, la tal Karen no era moco de pavo. Era una niña presumida que había sido adoptada por una señora rica a la que le convenció para que le comprara los zapatos. Karen se los ponía todos los domingos para ir a misa y se distraía mirándolos. Inclusó prefirió ir a una baile con ellos puestos antes que quedarse junto a su madre adoptiva moribunda.
Como se puede apreciar esta versión resulta mucho más ética y moral... Pero al menos para mi gusto menos cautivadora.
LA SIMBOLOGÍA
Sin duda el elemento clave de la historia son los zapatitos rojos y es ahí donde está encerrado todo el misterio. ¡Llega lo bueno!
Pero antes de nada, partamos de los pies. Esta parte del cuerpo humano ha sido considerada durante siglos y siglos como un reflejo del alma. Por ejemplo, muchos personajes han combinado una tara espiritual/de carácter con un defecto como la cojera (¿a alguien le gusta House?). ¿Y quién podría olvidarse de Cenicienta, cuya alma era tan cristalina como los zapatitos que ninguna de sus hermanastras pudo vestir?
Son numerosas las criaturas que tienen patas de animal (lamias vascas, centauros, faunos, etc.); señales visuales de sus instintos primitivos y su naturaleza primigenia, pero al mismo tiempo dueños de un logos humano, que para algo tienen todos cabeza humana.
Ahora bien, cito a Swedenborg cuando digo que los zapatos simbolizan las bajas cosas naturales, tanto en el sentido de humildes como de ruines. Así que sólo queda unir A con B para tener un combo explosivo.
Pero sigamos, sigamos recorriendo un poquito más este hilo. ¿Cómo eran esos zapatos?
Pues en primer lugar eran unas zapatillas de ballet creadas expresamente para el baile. En este caso, por lo que vemos en la historia, un baile demente y descontrolado. Donde los pies se van haciendo camino de un punto a otro... ¿Soy la única que tiene la expresión BACANTE EN PEREGRINACIÓN en la cabeza? Exactamente, el baile es considerado en muchos lugares como locura y desenfreno., provocador de estados alterados de conciencia e inicático. Si bien es cierto que Euterpe era la musa que presidía esta noble arte, creo que no era muy partidaria de las sacudidas y los ritmos frenéticos y viscerales.
¿Y qué más, qué más? Pues... esos zapatos también eran rojos. Ni rosas, ni azules, rojos. No me quiero explayar demasiado en este punto, pero este color está asociado con las pasiones violentas, la sangre, la actividad, la vida e incluso lo inmoral.
Con lo cual, las dichosas zapatillas rojas no eran otra cosa que una puerta al desenfreno y el frenesí del baile, donde ni el logos ni la razón tienen nada que decir. Son instintos primigenios (los mismos que guiaban al séquito de Dionisos) los que los mueven, en contacto con el suelo. Ahora bien, para una tradición cristiana esto debía haber sido hecho por encargo del mismo diablo. ¿La locura y la vida punzante frente a la mojigatería tradicional? Hum... interesante. Y sin embargo, al final de la historia es la iglesia la que gana. Aparece un verdugo (es decir, que directamente te matan) y acabas con unos horribles pies de madera que te anclan bien a la tierra.
EL LEGADO
Cuando un símbolo tiene una gran fuerza, es frecuente encontrarlo en diferentes manifestaciones artísticas y culturales. Lo más extraño es que su contenido subconsciente y connotativo resulta coherente con el original, aunque nadie se haya parado nunca a tratar de dilucidarlo. He aquí los ejemplos que se me han ocurrido al respecto:
- Ma Cherie: Ésta es una canción del grupo visual nipón Malice Mizer. En ella se cuentan las andanzas y aventuras de un maniquí que cobra vida gracias a unos zapatos rojos.
- The Red Shoes: Álbum de Kate Bush inspirado en la película homónima de 1948. Cuenta la historia de una bailarina frustrada que entra en contacto con unas zapatillas rojas. El corto de Kate Bush titulado The Line, The Cross and The Curve merecería un estudio simbológico por sí mismo, así que mejor no me meto pero dejo este fragmento de la película para ver al menos la estética y por dónde se mueve. (Nota: ¡QUIERO ESE VESTIDO YA, YA, YA!)
- El Idiota: En este cómic coreano, uno de los personajes secundarios lleva años buscando unos zapatos rojos que perdió cuando era niña. Dar con ellos se iguala a dar consigo misma. A recuperar las riendas de su vida.
- El mago de Oz: ¡Los famosos zapatitos de rubí! Yo diría que aquí el simbolismo de "rojo" se confunde con el de "rubí". No lo tengo claro... Pero hay que recordar que originariamente pertenecían a una bruja. Con eso lo digo todo.
Por falta de tiempo y conocimiento no puedo profundizar en cada uno de estos ejemplos. Pero está claro que los zapatitos rojos hacen alusión a una intensidad vital muy distante del canon de vida cristiano. Es la energía que se extrae de los instintos más primigenios y a menudo está relacionado con la locura y el frenesí. Que no dejan de ser grandes chutes de vida.
¡La de tiempo que llevaba queriendo escribir esto, leches! Ahora me parece gracioso cuando hará un par de años le dije a un amigo brincando en medio de la calle: ¡Yo quiero ir bailando por la vida! Qué cosas, oye.
Etiquetas: Arquetipos y simbología, Canciones
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11 comentarios:
Formidable el post.
El tema de la imposibilidad de parar de bailar parece que es muy antiguo. Además de las bacantes griegas, lo encontramos también en otras tradiciones... cachis, estoy tratando de recordad dónde fue la última vez que lo vi. Creo que en el Huon de Burdeos, pero no estoy seguro... Luego lo miro.
Sobre los cuentos infantiles hay un libro muy interesante: Psicología de los cuentos de hadas de Bruno Bettelheim.
Sep, en el caso de los hermanos Grim y de Andersen es recomendable acudir a las fuentes originales, no eudulcoradas. Se descubren temas fascinantes que subyacen tras la patina folclórica.
¡Gracias por aguantar hasta el final! Siempre es un gustazo leerte por aquí.
Hum... Pues si te enteras de en qué otras tradiciones aparece, cuenta, cuenta. No tengo mucho para estudiar por mi cuenta, pero tengo por ahí mis libros de apuntes sobre Laberintos y Dioniso para ir completando el mosaico. Son los dos únicos misterios a los que actualmente les sigo la pista, jis, jis.
Lo de Bruno Bettelheim me lo apunto, por supuesto. Ahora estoy leyendo Momo, luego vendrá Salambó y después enchufo éste. Que muchas veces no hay mejor lectura que una recomendada.
Hum... Ya te digo lo de los cuentos edulcorados. No sé qué manía tiene la gente, de verdad. Si supieran todo lo que se pierde en el camino... *sigh*
Comentario que no tiene mucho que ver con el tono del post... En un episodio de los Simpsons, Lisa quiso hacer trampa y... ¡no podía parar de bailar! :P
Ale, ya he dicho algo que tumba el centrismo del post :S
¡Juas, juas, juas!
¡Me vale!
Ahora sólo falta Drizzt echándome por tierra la mitad de la divagación con algún cientifismo... ¬_¬
Er... Hum... Oiga usted, señoriiiiito. Como te hayas leído toda la parrafada extraña, te enviaré por correo un zumo de piña de premios. jsjsjsjs.
Errr, señoriiiiiiiiiiiita, ¡qué siempre leo entero sus parrafos de longitudes variables! Quiero ese zumo de piña de premios :D
Pues pásame tu dirección por mail, que mañana tengo que ir a correos a recoger un par de entradas ;)
Indo + Bercy + 15 de septiembre = Fan histérica.
No tengo porque echarte por tierra nada XDDD al menos hoy no :P De hecho veo la divagación bastante analítica. Primero va el instinto puramente biológico y luego surge el mito que lo recubre, enaltece, envilece etc según cambian las mareas de poder. Muy bueno el párrafo previo a "EL LEGADO".
De crío mis cuentos preferidos eran Juan Sin Miedo y El Gato con Botas, aunque este último no se porque me gustaba porque con la cosa de los psidáctilos mascotables he acabado aborreciendo un poco a los mininos. Hmm, no recuerdo casi la trama de Juan sin Miedo. Recuerdo las ilustraciones, eso sí XD. Un Juancete joven y espabilao pero con pinta de garrulón del pueblo de Gila, ahí todo contento en un
bosque a oscuras y acechante. Creo que iba a un castillo o casa donde debía pasar la noche. Ya no me acuerdo. Voy a ver que dice Google...
@Drizzt: ¡Bájate ese episodio del cuentacuentos! ¡Es mítico! :D
dos cosinas solo:
- http://www.youtube.com/watch?v=N1a8Ni1ROaA Trailer de la pelo coreana de "terror" basada en el cuento
y en contraposición, la peli de 1948:
- http://www.youtube.com/watch?v=tSgar55BfPw
Pues no... no era en el Huon de Burdeos donde leí esto del baile imparable... Acorralado entre Al y Zeimer, creo recordar que, entonces, quizá lo leí en los mabinogion... voy a comprobarlo.
Señorito Drizzt => Bueno, sí... Al contrario de lo que suelo hacer generalmente, esta vez he procurado preparar el texto y escribirme un guión. Y viendo el cotilleo que ha generado en la sección de comentarios, creo que repetiré. Jis, jis, jis. Pero no te piques, ¿eh? Que sepas que adoro tus comentarios cientifistas... de hecho, de no tenerlo me aburriría demasiado. Jo. Respecto a Juan sin Miedo... ¡Corriendo a ver el Cuentacuentos! ¡Toda esa serie es mítica! Aysh... Creo que este fin de semana me la voy a ver entera ^^
Señoriiiito Blackhole: Exacto, exacto... Aunque mi favorito siempre será el de los cuervos. *sigh*. Aunque me pregunto qué pensaría ahora si lo viera de nuevo. ¡Este fin de semana lo descubro!
Clarita => ¡Sí, sí, sí! Alguien me mencionó lo de esta película... Pero como no la he visto, se me había pasado por completo. (La coreana, quiero decir). Como siempre es toda una alegría verte por aquí... ¿Ya te encuentras mejor? ^3^
Marcos => Jo... Ahora me sabe mal habértelo pedido ^^U. No te rompas la cabeza por esto, hombre. Con la de cosas que tendrás que hacer, je, je, je. ^^ Pero gracias igualmente.
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