martes, 6 de julio de 2010

¡Que me suban las tetas!

Antecedentes: Me he pillado una infección de caballo que me ha tenido dos semanas en la cama y los médicos no saben muy bien por qué ha sido algo tan exagerado. Probablemente tenga que ver con que estoy baja de defensas, porque no me cuido. Así que me hice unos análisis para ver si algo iba mal.

Hoy por fin he ido a recoger los resultados de los análisis. Manso 19, tercer piso, sala de espera. Y cuarenta minutos interminables, pensando qué tengo y qué no tengo. Aunque lo tengo todo, por supuesto. Después de revisarme el Medline plus, he decidido que tengo todas las enfermedades habidas y por haber. Hipotensión e hipertensión simultáneamente si hace falta. Es lo que pasa cuando nunca estás enferma, que cuando te pones mala te asustas y crees que tienes de todo. Y lo peor, la espera. Cuarenta minutos sentada, esperando, llegando tarde al trabajo. Para que te hagan pasar a la consulta y te digan que todavía no tienen los resultados; que vuelvas el viernes. Con muy buenos modos, eso sí.

En otras circunstancias me quejaría. Pero no ha estado tan mal. Cinco minutos después de llegar, una mujer andaluza se ha sentado a mi lado y se me ha puesto a hablar. Frente a la perspectiva de esperar amargada viendo a gente con cara de acelga eintentar distraerme con la señora de al lado, me he decantado por darle conversación. Y ha resultado ser un personaje intersante.

Tenía 75 años (aunque aparentaba 20 menos), iba bien vestida, maquillada y con el pelo perfecto. Lúcida y con un salero que ya me gustaría a mí. Me ha contado toda su vida y he extraído algunos elementos curiosos. En lo que lleva de mes ha visitado a seis médicos (cuatro especialistas) y ha tenido tres operaciones desde enero. Una de ellas para quitarle una berruga con muy mala pinta que le había salido... En quirófano, con anestesia local y todo un equipo de cirugía. Y no se le ocurre otra cosa que preguntar al cirujano que, ya que está, a ver si no le importa mucho levantarle las tetas. Que de aquí a seis meses se queda viuda y tiene que encontrar a uno rico. Me he partido la caja en medio de la sala de espera.

Así que la buena señora me ha seguido dando conversación... porque resulta que tiene una atrofia en la vejiga. Y le han ofrecido operarse, a lo que respondió al médico que no, que no merece la pena. Que hasta no quedarse viuda nadie le toca ahí por ahí abajo excepto ella cuando se ducha. Que cuando se ligue al ricachón ya hablaría con los médicos.

Me he pasado media hora riendo y, cuando por fin me ha llamado la doctora, he visto que la gente de la sala de espera seguía con su cara de acelga mustia. Y me recordó a otro momento, hace un par de años. Cuando me estaba riendo con un francés borracho en el metro (¡el que me invitó a bailar por el trasbordo de Urquinaona!) , mientras la gente seguía con su cara amargada de camino al curro o lo que tenían que hacer.

Así que le he dado las gracias a la señora por la charla y he entrado en la consulta. El viernes tengo que ir a por los análisis (sigo asustadilla), pero la doctora me ha dicho que la boca se me ha curado muy bien. Ahora tengo que seguir cuidándome y no volver a caer en los excesos para subir las defensas. Digo yo... Si ahora ya aguanto todas las horas de trabajo y encima me quedan fuerzas para hacer la compra, recoger, ir al banco y escribir esto... Debe de ser que muy mal no estoy, ¿no?

P.D. Tenía un post de Mucha preparado para hoy, pero esto ganaba. Je, je.


7 comentarios:

Alfalfa dijo...

Sent andalús fins a la medul diré que es una especie de adaptación a la desgracia que en la mujer mayor de mi tierra es innata,algo que los hombres de aquí ni comprendemos, siendo participes muchas veces de esta desgracia.Un a mal tiempo (perenne)...vestido de lunares y labios de sangre.
Por desgracia eso se extingue,cada vez hay más viudos.
Deberías verlas en los pueblos,rapiñando el aire fresco de la tarde si es que llega,sentadas en los patios mientras esperan al abuelete y a los litros de vino que vienen con el, con una sonrisa de oreja a oreja.
Qúe no harían por un par de tetas nuevas...
Además ,si se quiere, se contagia.

P.D Mejora, es un placer leerte.

Moroboshi dijo...

He tenido que leerlo todo para comprobar que, de momento, no te has pasado al grupo de la gente ordinaria. ¡Pardiez, qué susto!

Addictive Epicurean dijo...

a) Hola, Alfalfa. ^_^ Sí que se contagia... ¿Y sabes? A mí me dan un poco de envidia. No por el aire fresco rapiñado, ni por los abueletes, ni por el vino. Sino por esa capacidad de sonreír con labios sangre. Empezaré a pintarlos, a ver si el truco está en la barra de carmín. Debo reconocer que en ocasiones me cuesta sonreír y la tristeza se me come. Creo que es una emoción similar al miedo. Ambas se te tragan si no tienes entereza. Y sólo consigues que te hagan infeliz.

b) Toniiiiiiiiii, yo nunca me haría eso. Aunque mi compañera de piso dice que puedo estar tranquila, que sólo con tres operaciones se me queda una cara decente. *sigh*

©Domina_Nocturnus dijo...

Lo La andalusas tienen musho arte, y te reiras hasta mearte en las bragas , que por lo que veo poco te ha faltado. que crack la abuela XDDD!! me tengo que ligar a un ricachón eeh pero que sea guapetón eh xDDD!! Buenisimo el post!

©Domina_Nocturnus dijo...

Por cierto mejorate :)!

Jose Antony dijo...

Me parece una excelente nota.
Pero debemos aclarar algo, deben ser tetas naturales. De lo contrario... lo tendria que pensar detenidamente y verlas... mas que nada

Juan Fer dijo...

Coincido con lo de las tetas naturales que mencionan arriba.
Un buen porno mexicano no puede serlo con cosas plasticas... realmente no!

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