miércoles, 14 de octubre de 2009

Insomnio

A veces consigo dormir, y mientras duermo descanso. Puede que sea una vez entre mil, o una noche de cada millón; lo cierto es que con el paso de los años se pierde la cuenta.

Tal y como siempre sucede con las grandes pesadillas, uno se olvida de cómo comenzó. Cuál fue el detonante y qué o quién pulsó el detonador. La cuestión es que un buen día abres los ojos y comprendes, muy a tu pesar, que el descanso te ha sido y te será, por siempre, vedado.

Lo llaman insomnio o cucarachas en la almohada. Yo creo más bien que es una maldición ocasionada por el incumplimiento de un contrato. Dios, El Diablo o un puto unicornio rosa invisible y para colmo de males yakuza... Importa una mierda quién sea el beneficiario.

Tú solo sabes que por las noches te asomas a una ciudad de metal y cemento que duerme apaciblemente, mientras a ti te toca cagarte en los muertos de todo dios desde la ventana. Maldices y esputas desde el alféizar pensando que la carne de un caballo cornudo tampoco estaría tan mal, al menos si así acabaras con el problema y lograras echar una cabezadita a modo de siesta. Y piensas... que acaso vendiendo tu alma al diablo conseguirías librarte del unicornio. Claro que después el que te robará el sueño será el anticristo de los cojones en lugar de la yegua fosforita. Siempre hay algún hijo de puta que viene a joderte la noche. Así que, simplemente, sigues fumando y pensando a quién le caerá la ceniza de la colilla encendida. Porque te aseguro que a esas alturas lo que te queda entre los dedos es precisamente eso: una triste colilla.

Cuando ya no puedes más, cierras la ventana con toda la mala hostia que has acumulado en los últimos años y encima te jodes la mano porque el postigo rebota.

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Ya ni siquiera recuerdo de dónde ha salido este monólogo ni quién lo decía. Creo que al hombre lo llamaba "búho" y su misión era mirar a través de la ventana vigilando algo por las noches. Madame Tarántula le había prometido el descanso durante el día, aunque omitió mentar el detalle de que estaría condenado a una existencia tan vampírica como cataléptica. Y tenía una clave... Una clave de algo que ahora mismo no recuerdo... Pero uno de mis gatos lo asaltó en plena noche. Semejante machambrado mental.

3 comentarios:

Moroboshi dijo...

Ah, que el texto no es tuyo. Menos mal... porque al imaginarte esputando desde el balcón te habías caído de mi pedestal.

Unknown dijo...

Un unicornio rosa invisible yakuza :O :O :O

Addictive Epicurean dijo...

1-¡Yo no hago cosas tan desagradables! Sólo suelto tacos, nada más... Y eso tiene su glamour y todo según como lo hagas. OMG, que soez. ¡Por favor! XD

2- Un unicornio rosa invisible yakuza, en serio. La idea surgió entre mi compañera de piso y yo... Aunque la broma de los unicornios ya llevaba arrastrando desde hace tiempo con Clara. Ay, madre... Ahora me pregunto a qué viene publicar esto de repente por aquí O_O.

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